Disorders of War

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El pasado fin de semana, un marine estadounidense asesinó a 16 civiles en Afganistán; ancianos y niños entre ellos. El presidente de EEUU llamó a su par afgano para manifestarle su pesar y compromiso para aclarar y castigar a los responsables de este hecho a la brevedad posible.

Bien mirado, la promesa de Obama no será tan fácil de cumplir, al menos en lo que se refiere a castigar a todos los responsables. Pues, en cierta medida, son también culpables los altos mandos del Ejército y quienes ordenaron su despliegue en esa zona de conflicto.

En efecto, no existe ninguna guerra en la que no se cometa atrocidades; tampoco existe hombre alguno que quede incólume luego de asesinar a otro ser humano, por mucho que éste sea su enemigo. Las carnicerías, matanzas, torturas y cárceles secretas no se quedan enterradas en la zona de conflicto donde ocurrieron; sino que permanecen en la mente y en el espíritu tanto de los vencedores como de los vencidos. Los gobiernos lo saben y por eso, EEUU, Gran Bretaña, entre otros, se están preparando para enfrentar, en los próximos años, una enorme avalancha de soldados con trastorno de estrés postraumático. Por lo general, este trauma tarda en manifestarse alrededor de 17 años. No obstante, como ocurrió en Afganistán, puede presentarse mucho antes.

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