El golfista Tiger Woods, considerado en su momento como el mejor del mundo, fue sorprendido en un acto de infidelidad por su esposa y más importante aún: por la prensa sensacionalista.
En su intento por salvar el matrimonio le hizo un cheque por 300 millones de dólares, cantidad que no fue suficiente para obtener el perdón, mucho menos el olvido.
El costo final para Tiger Woods fue enorme; muchos de sus anunciantes patrocinadores cancelaron sus contratos.
Hablando de precios altos, lo pagado por el actor -convertido en político- Arnold Schwarzenegger fue mayor. Además del divorcio de María Shriver (perteneciente al clan Kennedy, quienes ya no quieren saber nada de él) la carrera cinematográfica aparentemente le llegó a su fin (quizá quiera probar en el cine porno, pero lo dudo).
El presidente del Fondo Monetario Internacional –Dominique Strauss-Kahn- perdió su puesto, sus posibilidades reales de llegar a presidente de Francia y está siendo juzgado por varios delitos que incluyen supuesta pertenencia a un “ring” de prostitución.
En estos momentos, quien fuera una promesa en la política norteamericana, el exsenador y exprecandidato a la presidencia de los Estados Unidos, John Edwards, enfrenta un juicio por usar fondos de su campaña para tratar de ocultar un romance (con un hijo de por medio) mientras su esposa libraba una batalla contra el cáncer, la cual finalmente perdió.
Algunos personajes han sobrevivido, como el expresidente Clinton, quien se vio envuelto en un escándalo mientras ocupaba la Casa Blanca. En otras épocas la prensa tenía un extraño código de encubrimiento, el que ayudó a varios presidentes de los Estados Unidos. Eisenhower, héroe de la Segunda Guerra Mundial que luego sirvió como Presidente durante dos términos, aparentemente sostuvo un romance con su secretaria privada y chofer -Kay Summersby- que jamás apareció en los medios. El asesinado John Kennedy tuvo muchos amoríos mientras era Presidente, incluyendo uno con Marilyn Monroe, sexy superestrella cinematográfica de la época.
En Italia al expresidente Silvio Berlusconi se le acusó de haber patrocinado desenfrenadas fiestas sexuales, llamadas “bunga bungas”. En Italia todo se hace al “estilo italiano”, así que nada de eso le costó su puesto.
“El caballero”, como se le llama en su país, perdió las elecciones por la situación económica, la situación sexual no les interesa a los italianos, ellos aman y perdonan la “dolce vita”.
Las redes sociales como Facebook, Twitter y Youtube contribuyen a que casi nada quede oculto bajo el sol (o la luna).
En lo personal soy del criterio que los amoríos de cualquier mujer u hombre son asunto que no deben interesar a nadie más, excepto a los directamente involucrados.
Pero claro, violaciones, uso del poder para conseguir favores sexuales y gasto del dinero público deben ser expuestos y sus perpetradores llevados ante los tribunales.
Hace un par de semanas se realizó en Cartagena una cumbre de presidentes de toda América; lo que quedará para la historia no serán los acuerdos a que llegaron los gobernantes si no la conducta de algunos agentes del servicio secreto norteamericano, quienes demostraron su falta de moral y buen juicio contratando prostitutas y luego negándose a pagar lo acordado.
Moraleja: en asuntos sexuales no siempre el que la hace la paga.
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