What’s at Stake with Obama’s Acceptance of Gay Marriage

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En plena carrera a la reelección, el mandatario cambió de posición frente a los matrimonios gay.

De acuerdo con el presidente estadounidense Barack Obama, su visión sobre los matrimonios entre homosexuales -que ahora dice apoyar- fue “evolucionando” a lo largo de los años, especialmente a través de los ojos de sus hijas que no entendían por qué los padres de amigos gays no tenían los mismos derechos que el resto de las personas.

De hecho, dicen personas cercanas a su círculo, el Presidente ya estaba convencido de que era un paso que tarde o temprano tendría que dar.

Lo que ayer todo el mundo se preguntaba era por qué meterse con un tema tan explosivo justo en la recta final de la carrera por su reelección.

Y aunque las respuestas difieren, nadie duda que en su médula se trató de una jugada política con claros fines electorales.

En primer lugar, dice Chris Cillizza en el Washington Post, el presidente necesitaba un tema que agitara a la base más liberal de su partido, decepcionada por el viraje hacia al centro que ha tenido su presidencia en estos casi cuatro años.

Entre ellos la comunidad LGBT y la gente joven, dos grupos que pesaron mucho en su victoria del 2008 y que ahora necesita nuevamente si quiere otros cuatro años en la Casa Blanca.

Según una encuesta reciente de la cadena ABC casi el 70 por ciento de los jóvenes entre los 18 y los 29 años, apoya el matrimonio entre personas del mismo sexo y verán con buenos ojos la postura del presidente.

Paralelamente, Obama está urgido de fondos para financiar su campaña que no están entrando al ritmo esperado. Dado que los grandes donantes de Hollywood y Sillicon Valley son abiertamente pro gay este también sería un mensaje para ellos.

Así mismo había otro punto de honor y credibilidad de por medio.

Dado que su propio vicepresidente (Joe Biden) había salido a respaldar las uniones matrimoniales del mismo sexo no tenía presentación que él mantuviera una posición ambivalente frente al tema.

Pero también pesaron otras cosas. Por un lado, al parecer la opinión pública ha venido evolucionando a la par de Obama.

En el 2009, una mayoría -el 57 por ciento- decía oponerse a este tipo de uniones. Hoy, según Gallup el 50 por ciento o más están a favor. Y no se trata de una tendencia fortuita pues esos números llevan más de una década ganando terreno.

Sin mucha importancia

Al mismo tiempo, tampoco es un tema que desvele a los estadounidenses.

Según otra encuesta del Washington Post-ABC, solo el 1 por ciento del público lo cataloga como algo importante para sus intereses y fue ubicado de último entre un listado de 20 prioridades sobre las que se les consultó.

En otras palabras, tiene un bajo costo político.

De acuerdo con John Green, de la Universidad de Akron en cierto sentido el tema es irrelevante pues los grandes opositores a los matrimonios homosexuales están en la extrema derecha que de todas maneras pensaban votar en contra de Obama.

“Lo que sí hace la decisión es que activa tanto a las bases conservadoras como a las bases demócratas. Los primeros en oposición y los segundos en respaldo”, dice el analista.

Y allí es donde puede estar el riesgo para Obama.

En varios estados como Virginia y Carolina del Norte, que el presidente ganó en las elecciones del 2008 y que serán vitales para asegurar su reelección este año, hay mucha oposición frente al matrimonio homosexual.

En Carolina del Norte, por ejemplo, acaba de ser aprobado una enmienda constitucional que los prohibe y que recibió el apoyo del 61 por ciento de la población.

Y en unas elecciones tan estrechas como las que se esperan este año, todos los votos serán de oro.

Lo que Obama hizo fue una apuesta. No es claro, por ahora, si la saldrá ganando.

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