¿Todo TLC es malo?
Sebastián Mantilla Baca Miércoles 23/05/2012
Si la firma de todo tratado de libre comercio fuese perjudicial para los intereses de un Estado, la gran mayoría de países no lo firmarían. No obstante, la lista de naciones que ven a este mecanismo como una alternativa para promover su crecimiento económico, aumentar la inversión extranjera y generar mayor empleo cada vez va en aumento.
Hace pocos días acaba de entrar en vigencia el Tratado de Libre de Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos. Según el actual ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados, dicho tratado prevé triplicar las exportaciones no mineras de Colombia en los próximos 10 años. “Será uno de los principales factores de crecimiento económico y generación de empleos”, aseveró.
A su vez, a más de la posición geográfica privilegiada, la vigencia del TLC será incentivo para el aumento de inversión extranjera. A diferencia de Ecuador, que en el 2011 recibió como Inversión Extranjera Directa la suma de USD 560 millones, la inversión en Colombia fue de USD13 000 millones. 26 veces más que nuestro país. Con la vigencia del TLC esta cifra aumentará significativamente. El principal beneficiado de este acuerdo serán las Pymes (Pequeñas y Medianas Empresas). Según el Gobierno colombiano, cerca de 1,2 millones tendrán oportunidad de contar con maquinaria y materia prima más barata.
Nos guste o no, Estados Unidos sigue siendo una de las economías más importantes del planeta. Son 310 millones de consumidores, un producto interno bruto superior a los USD 14,6 billones, un PIB per cápita de USD 47 400.
Pese a ello, el Ecuador sigue entrampado en un dilema: todo tratado de libre comercio es malo. Si fuera así, muchos países no lo firmarían. El sesgo ideológico y falta de capacidad crítica no les permite ver más allá. Es cierto que un TLC no es solamente un instrumento comercial. Puede convertirse en arma de injerencia y dominación de unos Estados sobre otros. Por ello, el tema fundamental es ser consciente de ello, negociar con sumo cuidado y hacerlo bien. Lo que está en juego son altos intereses de una nación.
Eso es lo que hacen Estados Unidos y otras potencias. Sin embargo, permítanme una aclaración: hay que hacer lo que las grandes potencias hacen y no lo que ellos quieren que hagamos.
Por ello, no se trata de firmar tratados de comercio porque sí. Colombia y Perú lo hacen, nosotros también. No. Tiene que estar bien claro la conveniencia de la firma de un TLC, cuánto vamos a ganar, quién va a ser beneficiado y perjudicado, etc. Eso es lo que deberían tomar en cuenta nuestras autoridades no solo en la posible firma de un TLC con la Unión Europea sino incluso con Estados Unidos y otras naciones.
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