It Is Preached, but …

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La impunidad, o sea la percepción de estar más allá de la ley, ha sido durante mucho tiempo el sello distintivo de ciertos regímenes. Ahora, en su informe anual de 2011, Amnistía Internacional (AI) fustiga la impunidad de que gozan varias autoridades del gobierno de George W. Bush en materia de violación de derechos humanos.

De paso, la organización condena a Canadá por su “incapacidad para arrestar al expresidente estadounidense cuando estuvo de visita en Columbia Británica, pese a pruebas que demuestran su responsabilidad en violaciones de derecho internacional, como la tortura”.

La realidad es que nadie ha sido reconocido culpable por los crímenes cometidos durante la era Bush, en el marco del programa de la CIA de detenciones secretas y de transferencia de presos.

AI también habla de “el uso excesivo de la fuerza” en territorio estadounidense, en Yemen, Irak, Pakistán y Afganistán.

No se trata de la primera vez que AI acusa a Bush y pide la acción internacional contra el expresidente. En noviembre de 2010, otro documento se refirió a la defensa del empleo de técnicas como el ‘waterboarding’ (asfixia simulada) en la lucha antiterrorista y que fueron utilizadas en Guantánamo y las cárceles secretas de la CIA en todo el mundo. Y en 2010, el exmandatario canceló una visita a Suiza, por miedo a ser arrestado.

Por su lado, Washington también acaba de denunciar la “represión sistémica” de los derechos humanos en Cuba. En todas partes, entonces, se predica, pero no se practica. O sea que, así como vamos… vamos mal.

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