A Record in the Midst of the Storm

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Un récord en mitad de la tormenta

George Hincapié celebra, con 39 años, la plusmarca de participaciones en el Tour, un total de 17 ediciones, mientras la UCI intenta saber sin éxito si está sancionado

Carlos Arribas Ruán 5 JUL 2012 – 00:24 CET2

A George Hincapié, neoyorquino de padre colombiano, 39 años y larga carrera, siempre se le ha asociado con Lance Armstrong. No había celebración al final del heptanato del tejano en que no se recordara que Hincapié, su fiel George, era el único que le había acompañado sin fallarle durante sus siete Tours victoriosos, y también antes de su cáncer. Era el orgullo de la carrera de Hincapié, el orgullo de un gregario de toda la vida. Sin embargo, llegados los momentos de la despedida y del récord, el mismo George, siempre afable y sonriente, apenas permite que las palabras Lance y Armstrong salgan de su boca.

No habló de Armstrong cuando anunció sorprendentemente que se retiraría en agosto mediado el Dauphiné, justo unos días después de que la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) acusara formalmente de dopaje al tejano y a cuatro personas de su entorno basándose en el testimonio de 10 ciclistas. Tampoco habló apenas de los problemas de Armstrong la víspera del comienzo del Tour, en una conferencia de prensa organizada para celebrar que corriendo el de 2012, Hincapié se convertía en el ciclista que más Tours disputaba, 17, rompiendo el empate a 16 que se creía insuperable con el gran Joop Zoetemelk. Entonces Hincapié pasó rápido por Armstrong —“es una pena por lo que está pasando”, dijo, “con lo que ha hecho por el ciclismo”— y al repasar sus años Tours lo equiparó casi con Cavendish, el inglés al que lanzó los sprints un tiempo, o con Evans, el australiano del que es actualmente escudero y a quien ayudó a ganar el Tour pasado. “De todas maneras”, concluyó, “mi mejor recuerdo de los Tours es haber conocido a mi mujer, y madre de mis dos hijos, en las celebraciones de París del Tour 2003”.

Evidentemente, llegados a este punto, no hubo nadie que no concluyera que la sorprendente frialdad de Hincapié no era sino síntoma de que él era uno de los 10 que habían delatado a Armstrong ante la USADA. Avalaba también esta interpretación el hecho de que tanto Hincapié como Leipheimer, Zabriskie y Vandevelde, todos ellos excompañeros de Armstrong, renunciaran conjunta y súbitamente a ser seleccionados para los Juegos de Londres por Estados Unidos. Según fuentes conocedoras del caso, para acusar a Armstrong, el único ciclista perseguido por la USADA, los cuatro debieron a su vez reconocer que se habían dopado ellos también. Fue una negociación, relatan las fuentes, muy a la americana: o acusáis a Armstrong u os sancionamos a vosotros, porque Landis y Hamilton —dos excolegas ya retirados y habladores— nos han dicho lo que hacíais vosotros también. La confesión está sancionada con dos años de suspensión, pero, según las mismas fuentes, por su buena conducta a los cuatro, y también a Jonathan Vaughters, el manager del Garmin y también miembro de la lista de colaboradores, se les redujo la sanción a la cuarta parte, seis meses, con derecho a elegir las fechas de cumplimiento —después del Tour, pues los cuatro participan este año, y sin Juegos— y se les prometió mantenerlo en secreto hasta al menos septiembre, cuando se viera obligada la USADA a enviar a Armstrong todas las pruebas de cargo.

Todo ello llegó, por supuesto, a oídos de la Unión Ciclista Internacional (UCI), a quien la USADA ha dejado fuera de las investigaciones y del circuito informativo. Según fuentes cercanas a su presidente, el irlandés Pat McQuaid, la UCI, preocupada por el posible pasteleo, ha enviado dos cartas a la USADA solicitando información sobre si ciclistas sancionados estaban corriendo el Tour. Aún está esperando la respuesta.

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