In the US, 90 Weapons for Every 100 People, but Obama and Romney Remain Quiet

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Tanto el presidente Barack Obama como Mitt Romney, el republicano que quiere su puesto, se han quedado mudos en cuanto al tema más incómodo para sus campañas: el del control de armas y las leyes que rigen su posesión. No se puede esperar que ninguno de los dos hable del asunto aun después de la masacre del viernes pasado en Colorado porque eso sería un suicidio político.

Estamos a sólo poco más de tres meses de las elecciones de noviembre y ya antes ambos han enfurecido a sus seguidores con el tema: Obama por no hacer nada, Romney por haber hecho lo que, dicen los derechistas, fue demasiado.

Cuando gobernador de Massachusetts, Romney firmó una ley estatal, la primera en su género, restringiendo los rifles de asalto, pero ahora se quiere desligar del tema para no enojar a sus partidarios extremistas.

Obama, por su parte, que durante su campaña en 2008 prometió un mayor control, ya como presidente no ha dicho ni hecho nada. Se ha quedado callado aun después de las cuatro más grandes matanzas ocurridas en los tres años que lleva en la Casa Blanca y ahora su portavoz Jay Carney ya dejó claro que el mandatario no tiene intención alguna de hablar o tomar nuevas medidas.

Y es que si bien hay mucho más amantes de las armas entre los republicanos, donde el 72 por ciento no quiere cambios ni restricciones al derecho constitucional a poseerlas y sólo 27 por ciento de los demócratas piensan igual, son los independientes los que tienen a Obama y Romney sin hablar porque son ellos los que a final de cuentas decidirán la elección y 55 por ciento no quieren cambio alguno.

Está claro que los estadunidenses en su gran mayoría están contentos con que no se alteren las leyes, por eso no importa que políticos como el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, insistan públicamente en que tanto Obama como Romney si quieren el más alto puesto del país, cuando menos expliquen su plan.

De hecho fue Bloomberg el primero que exigió cambios después de lo acontecido en Colorado, donde doce personas murieron y 59 más resultaron heridas a manos de un hombre que sin ningún problema compró legalmente las armas que usó y obtuvo en internet y con entrega a domicilio seis mil cartuchos. Pero como ha dicho el diario The New York Times, “ambos candidatos temen el poder de los ideólogos de las armas, que consideran cualquier restricción como un asalto inconcebible a la Constitución”.

Obama reaccionó pidiendo un minuto de silencio por las víctimas, pero hasta ahora no se ha manifestado por ningún control más estricto, decepcionando a muchos de sus seguidores que esperaban más de él. Pero es que los demócratas han aprendido que el tema “control de armas” tiene un efecto devastador en cualquier elección. La última vez que hubo un presidente de ese partido fue Bill Clinton, cuando los demócratas controlaban ambas cámaras del Congreso e insistieron en el tema y sufrieron gravemente en las urnas. Todo gracias a la influencia y poder de la Asociación Nacional del Rifle.

Quizás por eso la única vez que Obama ha tocado el tema fue en 2011 en un artículo periodístico, pero no hizo mención de lo fácil que es obtenerlas y que su venta no requiere verificación de antecedentes ni habló de las restricciones que tienen las autoridades para acceder a información que permitiría rastrear esas armas.

Mucho menos dio su apoyo a aquella propuesta que pedía que las cerca de 8 mil 500 tiendas de armamento en la frontera con México reportaran cuando una sola persona compra más de una arma de asalto.

En Estados Unidos hay 280 millones de armas en manos de particulares, un número mayor que en ningún otro lugar de la Tierra. Per capita, este país posee 90 armas de fuego por cada 100 residentes, seguido en la lista por Yemen, que posee 61 por cada centena, según el Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra, Suiza.

De 2011 a la fecha más de 250 mil personas han muerto aquí a causa de un arma de fuego, ya sea por asesinato, suicidio o accidente, esto es, un promedio de 34 personas diarias. Aun así no hay ninguna posibilidad de que se llegue a restringir su venta, en una cultura armamentista que no deja de sorprender al mundo.

Entusiastas de las armas, insisten en discusiones en las redes sociales que más gente muere en accidentes automovilísticos y que no por eso se restringen las ventas de autos. Obama y Romney actúan como si compartieran esa opinión.

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