And Mr. Obama’s Goose

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Y la Oca del señor Obama

Por: Lluís Bassets | 08 de agosto de 2012

Hace cuatro años ya de La Oca del señor Bush, el libro que publiqué en la recta final de la campaña presidencial que llevó a Barack Obama a la Casa Blanca. Se iba un presidente calificado por un amplio panel de historiadores como el peor de la historia de los Estados Unidos y llegaba por primera vez, coincidiendo con una crisis económica pavorosa, un ciudadano afro americano a la Casa Blanca, una mansión que fue construida por esclavos negros. Mucho ha cambiado el mundo y mucho también, aunque no tanto, ha cambiado Estados Unidos desde entonces.

Pero hay algunas cosas que no han cambiado o que si lo han hecho ha sido incluso a peor: Bush nunca llegó tan lejos en el uso de los drones o aviones no tripulados para la ejecución extrajudicial de los enemigos de Estados Unidos en el extranjero; su actitud bélica tan resolutiva, sobre todo en la guerra preventiva de Irak, nunca pudo llegar tan lejos como Obama a la hora de liquidar a Bin Laden en Pakistán, país aliado en el que penetraron las fuerzas especiales que protagonizaron la operación sin permiso ni comunicación alguna a las autoridades locales; y, finalmente, el actual presidente “acaba de superar todas las anteriores administraciones en cuanto a persecución de las filtraciones” que afectan a la seguridad, según el ex director del New York Times, Bill Keller.

El contexto en que se producen estas regresiones en el derecho internacional y en la libertad de prensa es muy distinto al de hace cuatro años. Bill Keller ha señalado también la histeria de los republicanos ante las filtraciones de información sobre la liquidación de enemigos, el uso de agentes dobles o la guerra cibernética contra Irán, que son las cuestiones que han llevado a la administración demócrata a tomar medidas y al Congreso iniciativas legislativas que el ex director del NYTimes califica como Ley para Mantener al Ciudadano a Oscuras (Keep Americans en the Dark Act). Para resumir el problema: hay muchas continuidades entre Obama y George W. Bush, aunque para el candidato republicano Mitt Romney todavía son pocas.

Hace unos pocos meses, antes de que los republicanos se aclararan sobre su candidato y cuando todavía prestaban una atención restringida al presidente, escribí con el título de este post, Y la Oca del señor Obama, un texto sobre las continuidades entre el presidente de la guerra preventiva y el presidente del cambio. Así empezaba dicho texto:

“No ha terminado la oca. Este es un juego que nunca termina, sea quien sea el presidente de los Estados Unidos. La regla de oro del poder presidencial es la decepción, palabra que tiene una interesante amplitud semántica por cuanto significa tanto engaño como desilusión. Hay desilusión porque hubo engaño, pero no toda la desilusión tiene su origen en un engaño. Su raíz está en la profundidad histórica de la decepción, hija directa de la esperanza. Hay decepción porque ha habido esperanza y porque han sido muy altas las expectativas levantadas.

“Así ha sucedido con Barack Obama y la audacia de su esperanza. Algunos le acusarán de engaño: ahí está la lista de las promesas incumplidas, con el cierre del campo de detención de Guantánamo en cabeza, que debía producirse en el primer año y todavía no ha acaecido. Con independencia de que sea o no suya la responsabilidad directa del incumplimiento, los cimientos efectivos de la decepción los había echado Obama mucho antes gracias a su osadía, no a sus promesas y programas electorales: nadie anteriormente con una biografía y un nombre como los suyos se había propuesto seriamente alcanzar la Casa Blanca”.

Quien quiera seguir leyendo puede hacerlo en la edición digital del libro publicado hace cuatro años, que entonces no apareció en versión e-book y ahora estará a disposición de los lectores digitales a partir del 7 de septiembre. El texto en cuestión es precisamente el prólogo que he escrito para esta nueva edición en e-book, a la que los lectores tendrán acceso libre mediante la descarga del ‘sample’ o muestra que se encuentra ya ahora a su disposición en algunos soportes (Casa del Libro o la aplicación iBooks para iPad) aunque todavía no en Amazon.

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