Televised Debates

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CUANDO falta algo más de un mes para las elecciones presidenciales en EE.UU. -los comicios serán el 6 de noviembre-, el presidente Barak Obama y el aspirante republicano, Mitt Romney, se habrán visto las caras esta madrugada en el primer debate televisado de los tres que hay previstos. Es un ejercicio democrático saludable ya que permite contrastar programas y da la oportunidad a los candidatos de castigar los flancos más débiles de su adversario, como ha pasado en más de una ocasión desde el primer debate televisado que tuvo lugar entre Kennedy y Nixon en 1960. Las diferentes democracias han ido incorporando casi como una norma esta nueva situación hasta situar en una muy mala posición ante la opinión pública a los que se han negado a ello. En España hubo que esperar a 1993 para que hubiera un cara a cara televisado, y lo protagonizaron Felipe González y José María Aznar, y hasta la fecha sólo han tenido lugar cinco. En Catalunya, casi ni eso: Pujol, Maragall y Montilla se negaron sistemáticamente a protagonizar ningún debate a dos en televisión, y tan sólo aceptaron en el 2003 los entonces aspirante Maragall y Mas a protagonizar uno en La Vanguardia para su exclusiva publicación en el diario. En estas elecciones, obviamente, el debate se va a volver a repetir y por eso es de agradecer que el primer secretario del PSC haya abierto el fuego proponiendo una fórmula novedosa dada la peculiaridad multipartidista de Catalunya, en que el peso del segundo partido tampoco es como en España. Navarro ha propuesto un debate a tres entre CiU, PSC y PP, y ha escogido incluso el canal: 8tv. El guante ya lo ha recogido Alicia Sánchez-Camacho, que ha aceptado. Esperemos que en los próximos días los responsables de campaña de CiU acepten y Mas también diga que sí.

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