Edited by Peter L. McGuire
El instinto africano le habla a Obama de reelección
Barack Obama siempre ha ido a Kenia en momentos decisivos de su vida, cuando se disponía a comenzar una nueva gran etapa de su vida. Viajó allí en 1988, antes de ampliar estudios en la Escuela de Derecho de Harvard, tras poner fin a su tiempo de dinamizador comunitario en Chicago, y a punto de emprender una singladura que le llevaría a la política. En 1992 viajó con su novia Michelle, con la que pronto contraería matrimonio. En 2006 acudió como senador de Estados Unidos, con su esposa y dos hijas, a pocos meses de lanzarse a la carrera de la Casa Blanca.
“Es como si tuviera que volver a Kenya para pedir la bendición de los ancestros”, explica Michael Odera, un joven keniano que se encuentra unos meses investigando sobre malaria en Washington. Su interpretación nos sorprendió a un grupo de colegas en una reciente conversación sobre Obama. Como se vuelve a la tribu para pedir permiso a los ancianos en relación a una próxima boda y creación de familia o a una importante decisión profesional, Obama ha acudido cada vez a ese rincón próximo al Lago Victoria de donde arranca la estirpe de su padre. Probablemente sin saber que estaba atendiendo la vieja voz de Africa…
La interpretación es sugerente e indicaría que el presidente estadounidense tiene más de africano de lo que realmente piensa. Odera es lúo como Obama (así lo revela un apellido comenzado en “O”) y se ha criado en la misma tierra donde aún reside parte de la familia paterna del líder demócrata. Odera ha facilitado a algún periodista el acceso al poblado en el que se encuentra Sarah Hussein Obama, la abuela del presidente (no la biológica, sino una de las esposas de su abuelo).
Odera está convencido de que Obama acudirá a Kenya con todas las pompas de inquilino de la Casa Blanca si logra un segundo mandato. “Hacerlo en el primero habría sido demasiado arriesgado políticamente, porque hubiera remarcado su relación con Kenya y habría alimentado de nuevo la controversia sobre su lugar de nacimiento, algo que no le interesaba de cara a la reelección”. En Kenya molestó que el primer viaje de Obama a un país subsahariano no fuera a allí sino a Gana, y que el primer mandatario en visitar la Sala Oval no fuera keniano sino el presidente de Tanzania. “Pero Kenya sabe que es solo cuestión de tiempo”, opina el joven lúo. Entonces, según su teoría, Obama se presentará allí como para recibir la bendición en su marcha de la Casa Blanca y ante sus proyectos pospresidenciales.
Si la voz de Africa es tan potente, y Obama no la oído en su primer mandato, eso puede querer decir que tiene la reelección asegurada.
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