Hoy, Barack Obama y Mitt Romney se juegan su última carta, al enfrentarse cara a cara en el tercer debate presidencial.
Por lo ocurrido hace una semana, se puede decir que hay un empate técnico luego de dos presentaciones ante el electorado.
En esta oportunidad se espera que Obama saque la casta y tenga una excelente presentación, ya que el tema por debatir en esta oportunidad es Política Exterior, y allí le lleva mucha ventaja a Mitt Romney por la cantidad de información que maneja desde hace tres años; por ende, deberá rendir cuentas exactas de todo lo ejecutado en ese renglón.
Claro está que Romney se encargará de echar por tierra cada uno de los logros del mandatario, pero debe tomar en cuenta que también son necesarias las propuestas para convencer a los indecisos y alcanzar la meta deseada de 270 votos colegiados y la presidencia de la República, o en el caso de Obama, la reelección.
Después del debate, los candidatos y sus equipos de campaña tendrán que tomar en cuenta cada una de las encuestas y análisis que se publiquen para tomar los correctivos que les permitan en dos semanas llegar con su mensaje a quienes no están convencidos sobre las dos opciones que tienen.
Al igual que en los debates anteriores, las redes sociales jugarán un papel importante, ya que los niveles de medición precisaron que la política estadounidense ha sido uno de los eventos más seguidos en las últimas fechas.
Esta ha sido una campaña compleja y muy difícil para Obama, que busca reelegirse por cuatro años más, porque ha tomado medidas políticamente costosas, pero que le han ayudado a ganar respeto. Suena contradictorio, pero bajo mi punto de vista, el presidente ha sabido salir adelante.
Romney ha criticado duramente a la actual administración, pero no ha logrado calar en el electorado con sus propuestas y esta es la última oportunidad.
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