El general del Marine Corps John Allen, a quien el Departamento de Defensa investiga por sus comunicaciones por correo electrónico desde Afganistán con una mujer casada de Tampa, ha dicho este miércoles que colaborará “plenamente” con la investigación. En un comunicado enviado a través de un portavoz del cuerpo de infantería de Marines, Allen ha dicho que ha dado la orden a su equipo en Afganistán de que coopere al máximo con las pesquisas del Pentágono, para que el caso se resuelva “completamente y de la forma más rápida posible”.
Allen es el comandante de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, un puesto en el que sucedió en 2011 a David Petraeus, que hasta la semana pasada sirvió como director de la CIA. Petraeus, general retirado del Cuerpo de Infantería, dimitió después de que el FBI descubriera que había mantenido una aventura extramarital con su biógrafa, Paula Broadwell. Esta había enviado una serie de correos amenazantes a Jill Kelley, la mujer de Tampa, porque sospechaba que buscaba una relación sentimental también con Petraeus. De ese modo comenzó la investigación.
Finalmente, lo que se encontraron los agentes del FBI en el correo electrónico de Kelley fueron entre 20.000 y 30.000 páginas de correos electrónicos entre ella y el general Allen. A esos correos, el Pentágono se refirió en un principio como “inapropiados”. El general Allen, sin embargo, mantuvo su inocencia desde un primer momento. Se esperaba que este jueves comenzara una serie de audiencias en el Senado para confirmarle en un ascenso: el mando general de las tropas de la OTAN y de los soldados norteamericanos en Europa. Esas audiencias han quedado entre paréntesis por orden de la Casa Blanca.
El Pentágono investiga en realidad si Allen filtró información clasificada a Kelley. Aun así, el adulterio entre filas está penado con la expulsión y hasta un año de cárcel, según el Código de Consejos de Guerra de las fuerzas armadas norteamericanas. Se puede aplicar, además, de forma retroactiva, por lo que tanto Allen como Petraeus, que ya está jubilado, podrían enfrentarse, de forma hipotética, a un juicio militar.
El diario The New York Times ha identificado, además, al agente del FBI que inició las pesquisas tras recibir las quejas de Kelley. Se trata de Frederick W. Humphries II, de 47 años, un experto en tácticas antiterroristas. Humphries conocía a Kelley desde hacía tiempo, y decidió encargarse de la investigación por ello. Según han publicado otros medios norteamericanos, el agente llegó a mandarle fotos con su torso desnudo a Kelley.
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