The Colors of the United States

Edited by Natalie Clager

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Tras 2 mil 500 millones de dólares, Barack Obama lo logró: el primer presidente afroamericano de EU fue reelecto y tendrá la oportunidad de demostrar si verdaderamente representa el inicio de la transformación de su país. Si hace dos décadas alguien hubiese pronosticado que la contienda presidencial se iba a dar entre un afroamericano y un mormón, que sería cerrada hasta el final y que giraría más en torno a las propuestas de los candidatos que a sus razas o religiones, nadie lo habría creído posible.

Si bien la reelección de Obama parecería un triunfo de la tolerancia y la diversidad, al analizar más a detalle las tendencias de la votación nos topamos con un electorado dividido y separado por raza, origen, género, creencias religiosas, y edad. Es normal que un candidato sea más o menos atractivo para las mujeres o los jóvenes o para alguna de las minorías, pero en esta ocasión las preferencias son casi excluyentes, y eso habla más de un país polarizado que de uno en el que se fusionen y olviden diferencias.

A las tendencias demográficas en la votación hay que añadir corrientes sociales y culturales que en esta ocasión favorecieron mayoritariamente a los demócratas. Temas como el de matrimonio entre personas del mismo sexo o la descriminalización del uso de la mariguana en varios estados muestran que la oleada conservadora que hace apenas una década parecía barrer a EU ha llegado a su fin, o al menos ha topado con pared.

Si sumamos el rechazo generacional a la disminución gradual del voto anglosajón protestante como porcentaje del electorado, tenemos que los conservadores bien podrían ser una especie en peligro de extinción, a pesar de los enormes recursos puestos en juego por diversos movimientos religiosos/cristianos/conservadores que le apostaron no sólo a Romney (a pesar de su religión, que sigue sin ser plenamente aceptada por muchos en EU) sino también a muchos candidatos al Congreso que no tuvieron éxito.

Un vistazo al ya famoso (o infame, según el gusto de cada quien) Colegio Electoral nos muestra además que los demócratas han logrado construir una suerte de muralla que hace muy difícil derrotarlos. Chris Cilizza, del Washington Post, nos regala esta cifra: en las últimas seis elecciones presidenciales los candidatos republicanos han tenido un promedio de 210 votos electorales, contra un promedio de 327 para los demócratas. Esto marca una tendencia que parecería irreversible, al menos por el momento, que en política es lo que cuenta. El momento es de las fuerzas liberales y de las minorías. ¿Sabrán aprovecharlo? De eso dependerá el color, o los colores, de EU en el futuro.

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