Legalization can have a heavy impact on Mexico, where half of marijuana currently comes from. Some studies made on the cost of local production of marijuana in the United States show that the Mexican cartels would lose three-fourths of the market when faced with competition.
In addition to re-electing Barack Obama on Nov. 6, the states of Colorado and Washington also approved a law which allows the recreational use of marijuana. It was something that could be anticipated: In 2001, a national poll showed that half of Americans wanted to legalize the drug. Moreover, 70 percent of voters supported its medicinal use.
Those who advocate for the legalization of this drug affirm that, contrary to tobacco, there has not been a link established between it and lung cancer or other diseases. Apparently, people who are “high” are less likely to behave aggressively than those affected by alcohol. However, it has been demonstrated that driving after consuming marijuana doubles the probability of a fatal accident. There is also evidence that people who suffer from certain psychic illnesses, like schizophrenia, can worsen their condition.
The United States could take advantage of the opportunity to evaluate the impact of a “tolerance policy” in these two states, where the citizens are willing to allow the personal possession of almost 30 grams of marijuana. An ex-judge from the Supreme Court referred to these situations as “labs for democracy.” The cost of repressive politics is high: 12.4 percent of those imprisoned for drug consumption were due to marijuana. This means 11,600 people in prison, which costs roughly $26,000 annually to the state.
Legalization can have a heavy impact on Mexico, which is where half of marijuana currently comes from. It is calculated that narks make around $2 billion out of weed. It’s a very similar income to cocaine — $2.4 billion — though much more profitable. A group of 18 members of Parliament who are in favor of legalization wrote a letter to President Obama: “The citizens of Washington and Colorado have decided that marijuana has to be regulated just like alcohol, with strong and efficient norms for its production, distribution and sale, in combination with strict laws which prohibit its sale to underage people or to drive under its effects. The voters chose to eliminate the illegal market of marijuana controlled by criminals and cartels.”* Some studies made on the cost of local production of marijuana in the United States shows that the Mexican cartels would lose three-fourths of the market when faced with competition.
For the moment, there is great uncertainty as to how Obama’s government will take action on the matter. The consumption of marijuana is still a federal crime; governmental agencies have been intransigent even with those who produce it for medicinal ends. Nonetheless, in many cases the medical end is an excuse for recreational consumption. What happens in the United States will be followed with great attention because in terms of consumption — including drugs — the Americans tend to impose their norm.
Editor’s Note: This quote, accurately translated, could not be verified.
La legalización puede tener un gran impacto en México desde donde proviene más de la mitad de la marihuana.Estudios de costos de la producción local de marihuana en Estados Unidos muestran que los carteles mexicanos perderían tres cuartas partes del mercado enfrentados a una competencia abierta.
Los estados de Colorado y Washington, junto con reelegir a Barack Obama el 6 de noviembre, aprobaron el uso recreacional de la marihuana. Era algo que se veía venir: en 2011 una encuesta nacional señaló que la mitad de los estadounidenses estaban por la legalización de la yerba. Los partidarios del uso medicinal alcanzaban al 70% de los encuestados.
Los partidarios de esta “droga blanda” señalan que, a diferencia del tabaco, no se ha establecido un vínculo con el cáncer al pulmón u otros órganos. Al parecer, los “volados” son menos proclives a comportamientos agresivos que los gatillados por el alcohol. Lo que sí está demostrado es que el manejar luego de consumir marihuana duplica las posibilidades de un accidente fatal. También hay evidencia que personas que padecen ciertas enfermedades síquicas, como la esquizofrenia, pueden ver agravada su condición.
Estados Unidos podría aprovechar para evaluar el impacto de una política de tolerancia en el par de estados en que los ciudadanos están dispuestos a permitir la posesión particular de casi 30 gramos de marihuana. Un ex juez de la Corte Suprema aludió a estas situaciones estaduales como “laboratorios de la democracia”. El costo de las políticas represivas es alto: 12,4 de los condenados por consumo de drogas fue por fumar yerba. Ello equivale a unas 11.600 personas cuyo encarcelamiento cuesta al estado cerca de 26 mil dólares anuales.
La legalización puede tener un gran impacto en México desde donde proviene más de la mitad de la marihuana. Se calcula que la yerba les deja unos 2 mil millones de dólares a los narcotraficantes. Es un ingreso casi similar, pero más rentable, que la cocaína, que les aporta 2 mil 400 millones de dólares. Un grupo de 18 parlamentarios favorables a la legalización escribieron una carta al Presidente Obama en la que le señalan: “La ciudadanía de Colorado y Washington ha decidido que la marihuana debe ser regulada como el alcohol, con reglas fuertes y eficientes para la producción, distribución y venta minorista, junto a estrictas leyes que la prohíban a menores de edad o manejar bajo sus efectos. Los votantes eligieron eliminar el mercado ilegal de la marihuana controlada por carteles y criminales”. Estudios de costos de la producción local de marihuana en Estados Unidos muestran que los carteles mexicanos perderían tres cuartas partes del mercado enfrentados a una competencia abierta.
Por el momento, en todo caso, hay gran incertidumbre sobre como obrará el gobierno de Obama. El consumo de marihuana es todavía un delito a nivel federal (nacional) y las agencias gubernamentales han sido intransigentes incluso con los productores de marihuana para fines medicinales. En muchos casos lo de medicinal es una cortina de humo para el consumo recreacional. Lo que ocurra en Estados Unidos es seguido con gran atención pues en materia de consumo, incluidas las drogas, los norteamericanos suelen dar la pauta.
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I wonder if anyone has asked “El Chapo” if its ok to change American Cannabis law?