Edited by Kyrstie Lane
Barack Obama ha dado modestos pero inconfundibles pasos hacia la aceptación de una realidad inevitable: la guerra en Siria no tiene un final feliz, cercano ni sencillo sin mayor implicación militar de EU.
El conflicto de Siria ha alcanzado un punto en el que Obama no puede mantenerse impasible sin poner en peligro, no solo el futuro de Siria, sino la influencia de EU en la región. Washington puede verse obligado a actuar de forma más agresiva si no quiere perder el control sobre los acontecimientos en ese país.
The New York Times informaba que se ha abierto un debate en la Administración sobre hasta dónde llegar en Siria, desde la entrega de armas a los rebeldes hasta la intervención militar directa. Esta última opción está, por ahora, descartada, pero es posible que vuelva a estar sobre la mesa, al menos cuando haya que considerar una fuerza de interposición para garantizar un eventual alto el fuego.
EU ha conseguido ya, gracias a su presión diplomática, la unidad formal de los grupos rebeldes sirios. Aún existen dudas sobre quién ejerce el control de ese conglomerado, pero la Administración norteamericana se dispone a otorgarle su reconocimiento oficial.
El reconocimiento abriría la puerta al abastecimiento de armas, de forma directa o indirecta, a través de sus aliados en la zona. La entrega de armas equilibraría la guerra, pero no garantiza un triunfo de los rebeldes y mucho menos asegura que la balanza de las fuerzas opositoras no acabe inclinándose a favor de los grupos islámicos más radicales. Esta es una de las grandes preocupaciones de EU y la principal razón por la que necesita tomar las riendas.
La vía militar no está exenta de riesgos. Habría que emprenderla con la oposición de China y Rusia, sin la aprobación, por tanto, del Consejo de Seguridad de la ONU, y con la duda sobre la posición de Egipto. A cambio, EU contaría con un fuerte respaldo de la opinión pública internacional, con importantes aliados en el mundo árabe y musulmán, especialmente Turquía, y con la cooperación militar de sus socios europeos. Pero, sobre todo, solo una intervención militar le abre a EU un papel en el futuro de Siria y lo coloca en posición de intentar una transición ordenada.
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