Durante los últimos 30 años, las cifras de obesidad infantil en EE.UU. han sido siempre una curva ascendente. Pero un estudio de la Fundación Robert Wood Johnson reveló esta semana que, por primera vez, algunas ciudades como Nueva York y California y partes de Alaska, Kearney, Nebraska y del estado de Mississippi están reduciendo la cantidad de niños con esta patología, catalogada como una epidemia en ese país.
Y aunque se trata de reducciones menores, es la primera vez que se quiebra la tendencia al alza. “Han sido más que malas noticias desde hace 30 años, así que que tengamos alguna noticia buena es una gran historia”, afirmó Thomas Farley, comisionado de salud de Nueva York al diario New York Times.
En esta ciudad, según el estudio, los escolares obesos bajaron 5,5%, entre 2007 y 2011; en Filadelfia, 4,7% entre 2001 y 2006 en niños de 5 a 13 años; 1,1% en California entre 2005 y 2010, en niños de 10, 12 y 14 años; y 13,3% en Mississippi, entre 2005 y 2011.
¿Están teniendo éxito, por fin, las políticas antiobesidad? Para los expertos norteamericanos, no está aún muy clara la razón de esta reducción. Lo que sí está claro es que en todas estas ciudades existen políticas antiobesidad en los colegios desde hace varios años y algunas muy restrictivas.
“La creciente evidencia sugiere que los cambios fuertes de largo alcance, el acceso a alimentos saludables en los colegios y la incorporación de actividad física están reduciendo las tasas de obesidad infantil”, concluyen los expertos del estudio.
Políticas antiobesidad
Nueva York es reconocida por ser pionera en la batalla contra la obesidad con políticas claras durante los últimos 10 años. En 2005, instalaron en los colegios un plan que mide el Índice de Masa Corporal (IMC), la fuerza y la resistencia muscular, flexibilidad y capacidad aeróbica de los alumnos de kínder a cuarto medio para realizar actividades físicas, según la evaluación.
Al año siguiente se prohibió a los restaurantes usar grasas trans, luego cerraron calles en verano para que los niños jueguen y sacaron de los colegios las máquinas expendedoras de bebidas. La batalla de este año es lograr limitar el tamaño de las bebidas azucaradas en la ciudad a 16 onzas, un poco menos de medio litro.
“Un estudio mostró evidencia de que la prohibición de hace seis años está reduciendo la ingesta de grasa de los neoyorquinos, y posiblemente salvando vidas.
Dentro de seis años, espero que estemos celebrando un cambio total en la epidemia de obesidad, que actualmente mata a 5.800 neoyorquinos por año”, sostuvo el alcalde, Michael R. Bloomberg, en junio pasado.
Los demás estados tienen una fórmula similar: Filadelfia prohibió la venta de bebidas azucaradas en los colegios, eliminó las freidoras de los establecimientos educacionales y la venta de leche entera con toda su grasa.
El estado de Mississippi obligó, en 2007, a todos los colegios públicos a tener más horas de educación física y entrega de comida saludable. Ese mismo año, California impuso fuertes restricciones de consumo de grasas al interior de los colegios, y en 2009 prohibió la venta de bebidas.
Un estudio de la Fundación Robert Wood Johnson reveló que el conjunto de estas políticas significó que los estudiantes de California consumieran 158 calorías diarias menos que los alumnos de estados sin políticas antiobesidad.
Ricardo Uauy, profesor titular del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta) de la Universidad de Chile, dice que toda tendencia ascendente (como las cifras de obesidad en EE.UU.) en algún momento se estabilizan.
Si a eso se suman mecanismos compensatorios, como cambios en la conducta alimentaria y más actividades saludables el efecto neto sería una disminución en la prevalencia de obesidad. “Es posible que lo que se está describiendo en el estudio refleje que ambos procesos están operando”, dijo Uauy.
La directora de Extensión del Inta, Sylvia Cruchet, dijo que el estudio de EE.UU. confirma que si se interviene en actividad física, kioscos saludables y educación nutricional se logran avances. “Es muy lento, es cierto, pero se consiguen cambios”, señaló.
Caso chileno
Desde hace algunos años, el Inta intervinó colegios de Peñalolén, Macul y Puente Alto. En esta última, en los últimos cinco años se ha reducido en 6% el riesgo metabólico de niños entre primero y sexto básico.
Sylvia Cruchet del Inta, explicó que en los colegios que están intervenidos se ha logrado aumentar la cantidad de horas de educación física y fragmentarlas en la semana. Además, se capacitó a los profesores para hacer clases más efectivas y a otro grupo se les realizó talleres de nutrición saludable.
Además, se logró que los kioscos tuvieran en su oferta 80% de productos saludables. “No hemos logrado bajas significativas en el peso, pero sí en el riesgo metabólico (relación entre circunferencia de cintura y talla). En kilos, se ha reducido 1%, pero el riesgo metabólico, es decir, la posibilidad de tener cardiopatías o diabetes ha bajado 6%”, dijo Cruchet.
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.