No Changes Expected in American Foreign Policy

Edited by Gillian Palmer

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El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, anunció hace dos días el cambio de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien dejará el cargo al senador John Kerry, tras una exitosa gestión, reconocida por propios y extraños, principalmente en los conflictos del Oriente Medio.

El anuncio no ha sorprendido a los analistas norteamericanos, ya que Kerry ha sido miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado durante casi tres décadas, lo que le concede las calificaciones y el conocimiento necesarios para ejercer el cargo más importante en el Gabinete de aquel país.

Como Clinton, Kerry es un líder demócrata importante –fue candidato presidencial en 2004–, y se espera de él una continuidad en la política exterior, sin cambios significativos, aunque posiblemente marcada por su personalidad, tal vez menos dinámica que la de su antecesora, quien asumía de manera inmediata los retos que se presentaban en medio de una crisis.

Kerry ha sido un senador bastante definido en apoyar la política exterior de la Casa Blanca durante sus casi tres décadas en el Comité de Relaciones Exteriores; esto, porque sabe de la importancia de transmitir al resto del mundo la unidad interna que existe en Estados Unidos en cuanto a sus intervenciones en el mundo.

Sobre Latinoamérica tampoco cabe esperar demasiados cambios. Si bien es uno de los senadores que se han entrevistado con más dirigentes mundiales, la mayoría de ellos son o han sido gobernantes en Oriente Medio, Europa y Asia, las zonas hacia donde Estados Unidos pone mayor atención.

Los retos que enfrentará el nuevo Secretario de Estado, quien asumirá su cargo en enero próximo, son los mismos que han atraído completamente la atención de la política exterior estadounidense: las tensas relaciones entre Israel y los países árabes, la presencia de tropas estadounidenses en esa región de Oriente Medio, la amenaza constante de Corea del Norte, y mantener los nexos con sus importantes aliados en Europa y Asia son algunos de los temas que seguirán como prioridad en la agenda del nuevo Secretario de Estado.

El presidente Obama se ha mostrado públicamente en contra de las guerras, pero también habla de mantener el liderazgo y fuerza militar de su país, como una forma de promover la paz mundial, un discurso que han repetido tanto presidentes republicanos como demócratas.

Hay que recordar, además, que se trata del segundo período de Obama, por lo que cabe esperar que se produzca una eficaz continuidad, sin ningún cambio significativo en su visión sobre Latinoamérica, Europa, Asia, África o el Oriente Medio. Kerry dará esa continuidad y estabilidad en la política exterior norteamericana.

En cuanto a Guatemala, no es significativa la importancia que se concede a las relaciones, y seguramente los temas más importantes seguirán siendo los migrantes y el narcotráfico, dos preocupaciones permanentes en las que se puede trabajar de manera conjunta. Estamos, pues, ante un cambio, sin cambiar de rumbo.

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