Obama and the State of the Union

Edited by Victoria Denholm

 

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El martes pasado, cuando todavía se escuchaban los ecos de la decisión de Benedicto XVI de renunciar a su condición de Papa, el mundo asistió —como cada año— al ritual de la lectura del informe sobre “el estado de la Unión” en Washington. Es el quinto mensaje que Barack Obama presenta desde que asumió la presidencia y el primero de su segundo periodo.

Como ya había ocurrido desde que asumió el poder por segunda ocasión, hace casi un mes, Obama dejó ver que su principal preocupación como presidente de su país es lograr una recuperación económica sostenida que, a diferencia de lo que hizo George Bush, limite las aventuras militares, avance en la reducción del monstruoso déficit fiscal, resuelva el problema de migración y se vuelvan a crear empleos. Esa, la creación de empleos, ha sido hasta ahora el gran pendiente del gobierno de Obama. Es cierto que logró algo que muchos creían imposible: rescatar de sendas quiebras a General Motors y Chrysler, pero la realidad es que no ha sido suficiente.

Esa preocupación para la creación de empleos en EU fue lo que dominó la única referencia concreta, explícita, de Obama a nuestro país cuando, con un dejo de orgullo, habló de la manera en que había logrado que la Ford regresara a EU empleos que estaban en México.

Las referencias en materia migratoria tampoco fueron alentadoras. Habló de la necesidad de avanzar en una reforma del sistema de migración de aquel país, pero no será una amnistía como la de 1986, con la ley Simpson-Rodino, por lo que los beneficiados tendrán que esperar, en algunos casos, muchos años, con todo lo que ello implica en términos de una posible deportación o, peor, de una acusación injusta por algún crimen, dadas las documentadas fallas e insuficiencias del sistema judicial de EU.

¿Qué queda en un escenario así para México? En realidad muy poco. Por una parte, evitar que el ejemplo de la Ford Motor Company cunda y otras armadoras de autos u otro tipo de empresas con actividades a ambos lados de la frontera saquen empleos de México para llevarlos a EU. Por la otra, seguir el ejemplo de EU y apostarle a la creación de empleos cuya viabilidad no dependa de los vaivenes de la economía internacional.

Hay otro dato, en el texto del mensaje, que conviene tomar en cuenta sobre el estado de la Unión de Obama. Es el relativo a la manera agresiva en que EU ha recuperado su papel preponderante como productor de hidrocarburos. Y no es sólo la producción de petróleo, que ha visto un claro repunte. Es también la de gas natural, así como los biocombustibles (que igualmente tienen un impacto negativo para México) o las distintas formas de producción de energía solar.

Ese dato debería servir para sacar a Pemex del marasmo en el que se encuentra y reconocer que los riesgos que enfrenta esa empresa no son sólo los de una eventual privatización. No se quiere admitir porque no es políticamente correcto en algunos ámbitos, pero los abusos del sindicato de petroleros, como el mecanismo que permite que se hereden las plazas, son también muy graves, como lo es que el gasto público dependa de los vaivenes de los precios internacionales del petróleo.

Obama esbozó un modelo económico volcado a fortalecer su mercado interno, preocupado por generar empleos, por restablecer la infraestructura de puentes, carreteras, aeropuertos y puertos. ¿Qué hacer cuando está claro que la economía más grande del mundo ha renunciado a la idea de comprar productos baratos producidos en otras partes del mundo? ¿Qué hacer cuando EU, Japón y Europa están más preocupados por salvaguardar el bienestar de sus ciudadanos, que por proyectos de globalización comercial?

La marea ha cambiado y no reconocer que los riesgos que plantean los dogmatismos, sólo nos colocará en una situación de creciente desventaja, incluso frente a otras naciones de América Latina. Algo más, aunque es casi un hecho que habrá alguna solución para el actual problema de la migración indocumentada, es un hecho también que EU no podrá absorber los contingentes de emigrantes que absorbió, por ejemplo, durante la década pasada. México debe generar empleos de calidad; no podemos esperar a ser arrastrados por la inercia de la economía de EU y pensar que Europa o América Latina podrían llegar a sustituir a EU como motores de nuestro crecimiento, eso es absurdo. Urge una amplia reconfiguración de nuestro modelo de desarrollo, y añadir lo que Einstein señaló: Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.

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