Obama Cannot

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Como todos sabemos una de las demandas más sentidas de los mexicanos es por la reforma migratoria en Estados Unidos, especialmente cuando por el endurecimiento de las fronteras americanas, Obama ha deportado tantos mexicanos como no lo hicieron sus predecesores juntos desde Ronald Reagan

La sesión de hace un par de días en la Casa Blanca en la cual Barack Obama se comportó como el más tradicional de los presidentes tradicionalistas, con una sesión multitudinaria de niños invitados a la Casa Blanca para jugar con él en la fiesta de Pascua, escuchar cuentos magníficos y retozar de lo lindo en espacio más vigilado del mundo, tuvo muchas semejanzas con los futuros acontecimientos entre el Ejecutivo estadounidense y el presidente Enrique Peña.

Primero y por sobre todas las cosas, el alborozo. Si los niños cuyos padres participaron en un sorteo para lograr la honrosa distinción de hallar y acarrear huevos por los prados de la Casa Blanca, casi no pudieron dormir durante los días previos, los políticos mexicanos se preparan para la foto con Obama casi con una reverente anticipación.

Ya ensayan aquello de “…¿el martes? no, ese día comemos con Barack, si quieres la semana entrante, hermano. Cómo no, yo le digo de tu parte…”.

Pero la fiesta en el D.C. tuvo, desde el punto de vista de esta columna, muchos momentos semejantes a la política, especialmente la política bilateral.

Como todos sabemos una de las demandas más sentidas de los mexicanos es por la reforma migratoria en Estados Unidos, especialmente cuando por el endurecimiento de las fronteras americanas, Obama ha deportado tantos mexicanos como no lo hicieron sus predecesores juntos desde Ronald Reagan. El gran demócrata es el campeón de las deportaciones. Vea usted:

“Con el gobierno de Barack Obama (El mexicano. B.C.), aumentaron 30% las deportaciones de mexicanos al pasar de 300 mil que se registraban con George W. Bush cada año, a 500 mil”.

“Mientras el Gobierno Federal mexicano sigue abandonando a los connacionales, al incluso expresar que la reforma migratoria no es asunto de México, cuando existen más de 20 millones de mexicanos en Estados Unidos que viven con el temor de ser deportados”.

“Así lo reveló el ex relator de los derechos humanos de los migrantes para la ONU, y fundador de El Colef, Jorge Bustamante, al ser entrevistado sobre la reforma migratoria, la cual dijo se está viendo como un asunto unilateral por parte de Estados Unidos, cuando debería abordarse desde la perspectiva bilateral”.

“El discurso de Barack Obama es contradictorio, mientras dice que está impulsando una reforma migratoria, por otra parte ha sido el Presidente de Estados Unidos que más mexicanos ha deportado en la historia, ni siquiera George W. Bush, a quien se veía como principal enemigo de los migrantes, había deportado tantos mexicanos, en su periodo se registran cifras de 300 mil año, mientras con Barack Obama se alcanzó una cifra histórica de 500 mil cada año”, detalló Jorge Bustamante”.

Como vemos Obama se cura en salud y ruega a Dios mientras pega con el mazo. Le endilga la responsabilidad de una inexistente reforma al Congreso pero no cede en las facultades ejecutivas para cuya ejecución nada le compete al Poder Legislativo.

Pero una y otra vez insiste en emocionados discursos sobre el asunto. Le pasa como en la fiesta de la Pascua cuando quería encestar en una exhibición de los Harlem Globetrotters: no daba una e insistía e insistía mientras la terca pelota se salía del aro. Fiesta de huevos para niños y esfuerzos fallidos y reiterados.

“…ha llegado (12 de febrero) la hora de aprobar una reforma migratoria integral”.

“Una reforma verdadera significa contar con una sólida seguridad fronteriza. Podemos aprovechar el progreso ya logrado por mi Administración: hemos desplegado más fuerzas en la frontera sureña que en ningún otro momento de nuestra historia y hemos reducido los cruces ilegales a sus niveles más bajos en 40 años”.

Esto, llanamente significa la realidad política de consumo interno, ante la cual no habrá declinación alguna. Es un orgullo patriótico haberle cerrado la frontera al sur subdesarrollado del cual México forma parte. Y la caída de las remesas anunciada apenas hace unos días, da cuenta de cómo resultó exitosa (para ellos) esta política de clausura. Leamos más, démosle una oportunidad a la oratoria:

“Una reforma verdadera significa establecer un camino responsable para ganarse la ciudadanía. Un camino que incluya aprobar una verificación de antecedentes, pagar impuestos y abonar una multa significativa, aprender inglés y ocupar su lugar correspondiente en la cola, detrás de aquellos que están tratando de residir legalmente en el país (obstáculos, requisitos y trabas impasables).

“Además, una reforma verdadera significa reparar el sistema de inmigración legal para acortar los períodos de espera, reducir la burocracia y atraer a los empresarios e ingenieros altamente calificados (wet backs absténganse, please) para que nos ayuden a crear empleos y fomentar nuestra economía”.

En esas condiciones resista iluso creer en este asunto como tema central de la entrevista Peña-Obama.

El tema central, se digo a o no se diga será cómo hacer para garantizarle a los americanos el beneficio del mercado mundial de las drogas, razón y causa de la lucha emprendida por Calderón, a quien le pagaron con una falsa cátedra en Harvard, los beneficios de tantas extradiciones, el vuelo de los Drones, la intervención a través de la Iniciativa Mérida y la duplicación de las funciones del espionaje en este país.

Obviamente la cátedra “patito” no es sino la máscara para un exilio intermitente a cambio de ofrecerle a él y a los suyos la protección del Servicio Secreto en Estados Unidos y si lo llegara a solicitar, hasta la residencia definitiva.

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