Mixed Signals from Obama's Visit

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La semana pasada se llevó a cabo la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a México. A pesar del contexto en el que se dio [el primer acto oficial de Obama en nuestro país en su segundo mandato presidencial y el inicio, en México, de una nueva administración presidencial, encabezada por Enrique Peña Nieto], el viaje del presidente estadunidense se apegó estrictamente a los objetivos establecidos; es decir, cumplió y no hubo sorpresas.

La visita de Obama dejó claroscuros que solamente el tiempo aclarará. Para los optimistas hay todo un terreno fértil en ambos países que puede dar paso a establecer una relación de segunda generación. Para los más realistas, las relaciones bilaterales aún están ensombrecidas y existen recelos mutuos por las dificultades fronterizas en temas como la inmigración ilegal y el tráfico de drogas y armas. En este contexto, hay dos factores que contribuyen a los claroscuros: Obama hizo este viaje solo, sin la compañía de ningún secretario de Estado; y el poco interés de la prensa estadunidense, contados medios siguieron su gira, por lo que el tema bilateral no estuvo en sus prioridades informativas.

A pesar de lo anterior, podría considerarse que hubo saldos positivos de este encuentro bilateral; uno de ellos es que el gobierno de Enrique Peña logró no sólo tratar el tema de la seguridad (importante sin duda, pero que había desplazado otros terrenos de cooperación), en esta ocasión se trabajó para conformar un Diálogo Económico de Alto Nivel cuyo objetivo es integrar las propuestas económicas de ambas naciones para mejorar la relación comercial. Los dos países comenzarán a trabajar para evaluar las condiciones en las que se encuentra funcionando el TLCAN, con la intención de impulsar mejores resultados. Por esta razón, habrá que seguir de cerca los trabajos del comité anunciado para tales efectos.

Los temas “tradicionales” de la relación bilateral: seguridad fronteriza, narcotráfico, crimen organizado, tráfico de armas y migración, no los pudo esquivar del todo el presidente Obama y sólo resaltó que seguirá trabajando en ellos, con México. Cierto, estos ámbitos quedaron dispersos, pero el objetivo de la visita del presidente estadunidense tenía como tema fundamental el económico, que fue el que se cumplió.

Un desacierto del gobierno mexicano fue no poner sobre la mesa, en esta visita, el tema migratorio, era el momento. El debate sobre la reforma migratoria se ha intensificado en Estados Unidos, es un error que México se quede ajeno a la discusión, sobre todo cuando dicha reforma puede regularizar a 11 millones de emigrantes, de los cuales casi la mitad son mexicanos.

Otra de las novedades de este encuentro fue la importancia que se le dio a un acuerdo educativo. Obama y Peña Nieto anunciaron la formación de un foro bilateral para la educación, innovación e investigación, con el fin de expandir los intercambios de estudiantes e incrementar la investigación en el sector educativo, que a su vez podrá ampliar las oportunidades económicas en ambos países.

Según el acuerdo, el foro impulsará “un mayor acceso a la educación postsecundaria” para grupos demográficos tradicionalmente desatendidos, en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas; y se incrementarán los intercambios educativos entre los dos países.

Bien por el apoyo a la educación, la ciencia , la tecnología y la investigación. Sin embargo, no podemos echar campanas al vuelo porque es mucho lo que el gobierno federal tiene que trabajar para mejorar la calidad de la educación en el país. No es bueno visualizar un futuro prometedor, cuando en el presente no hay las condiciones para concretar esos sueños. Ojalá y la reforma educativa sea ese parteaguas que mejorará la educación en México.

La visita de Estado de Obama a México fue rápida, pero quizá era necesaria para empezar a limar asperezas entre ambas naciones. Los resultados de la misma no son tangibles ahora, apenas son cualitativos, pero por el bien de nuestro país esperamos que se conviertan en cuantitativos.

Los que apostamos por un México distinto esperamos que esta visita de Obama sea el comienzo de una nueva relación bilateral, de una buena vecindad entre iguales, marcada por la colaboración y una corresponsabilidad compartida; puede llevar su tiempo, pero nunca será un despropósito.

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