Is the US a Good Sheriff?

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En el viejo oeste norteamericano, el Sheriff era el encargado de hacer cumplir la ley con su estrella de cinco puntas en el pecho y su revólver al cinto. En la actualidad son muchos los que consideran al país del norte como el Sheriff del mundo y otro tanto lo acusa de creérselo. Bajo esta premisa han realizado y justificado muchas acciones, entre ellas ataques en tierras lejanas, intervenciones, etcétera.

La visita que la semana pasada hiciera el presidente Barack Obama a Costa Rica, en donde se reunió con los presidentes centroamericanos, volvió a confirmar esa percepción, ya que todos acudieron a dicha cita con su pliego de peticiones debajo del brazo.

Hasta donde se ha podido conocer, ni uno solo se quedó sin ser escuchado y a su vez estos escucharon al presidente norteamericano hablar de las prioridades de su gobierno. Entre ellas habló de la necesidad de que la región se integre económicamente, que resuelva más expeditamente el paso de mercancías por sus fronteras, habló de la necesidad de un cambio radical de nuestra matriz energética para ser más competitivos. Pero sobre todas las cosas recalcó la necesidad de ser cada vez más eficientes en la lucha contra el narcotráfico y el combate al terrorismo. Estas últimas dos recomendaciones, si bien es cierto que son responsabilidad de nuestros gobiernos el mantenerlas bajo control, la verdad es que son de primera necesidad para los EE. UU. y no cabe la menor duda de que los gobiernos que cumplan con más eficiencia este cometido, tendrán o tienen ya un trato preferencial.

La pregunta que hay que hacerse como pueblos es: ¿Son en realidad los EE. UU. un buen Sheriff del mundo? Además, ¿qué pasa con el respeto a los derechos humanos, el respeto a las libertades civiles y el atropello a sus constituciones que muchos gobernantes les practican a sus pueblos mientras le cumplen al tío Sam sus requerimientos?

Esta, a mi juicio, es una tarea pendiente del que hoy es el país más poderoso de la tierra y el cual aún con sus defectos tiene por mucho uno de los mejores sistemas de gobierno del planeta. Razón por la que no es posible ni permisible que, mientras en países como Venezuela se entroniza una dictadura cobijada con el dinero de sus petrodólares, se emitan únicamente comunicados de preocupación o de rechazo; olvidando que tienen a la mano otros mecanismos que pueden desalentar a este y otros gobiernos a continuar con esas prácticas. Me refiero a hacer valer su influencia en la ONU, OEA, Unión Europea, o el simple hecho de ser el socio comercial más importante para el petróleo venezolano.

En cuanto a nuestra Nicaragua, celebro que se reconozca el esfuerzo que hace el gobierno en la lucha contra el narcotráfico, pero también quisiera verlo respetando los derechos humanos y civiles de nuestro pueblo.

El día que el señor Ortega entienda que con cuidarle el patio trasero a Obama no basta y que a su vez los EE. UU. comprendan que tampoco a nosotros como pueblo nos basta, ese día posiblemente comencemos a andar todos en la misma dirección, que no debería ser otra que la de un desarrollo con democracia y justicia social. El autor fue comandante de la Resistencia Nicaragüense y actualmente es miembro del PLI.

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