Estados Unidos, de acuerdo con su propaganda, ha sido el paradigma de la democracia, del respeto a los Derechos Humanos y libertades, pero en la realidad practica una doble moral que esconde violaciones a elementales derechos, no sólo de sus propios ciudadanos, sino de millones de personas y contra países soberanos en el mundo entero, porque las actividades clandestinas de la CIA o de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) no conocen límites físicos, ni éticos.
El ex funcionario de la CIA, Edward Snowden admitió ser el responsable de lo que podría ser la filtración más importante de documentos secretos delgobierno de Estados Unidos. Proporcionó pruebas irrefutables del espionaje efectuado por el imperio y destapó una cloaca más pestilente que las abiertas por Wikileaks. El gobierno de Obama ha dado un golpe inconstitucional que denigra al ser humano en su intimidad y privacidad personal y familiar.
Snowden es un hombre de esos que abandonan todo por un fin superior. Si fuese arrestado, en Estados Unidos se le condenaría a pena de muerte o prisión perpetua. Ha solicitado asilo al gobierno del Ecuador y sólo el anuncio de que se estudiaría su petición, desató el coro plañidero de los cipayos criollos y las repudiables amenazas estadounidenses.
El presidente Correa ha defendido la soberanía nacional y ofertó que entregará Estados Unidos la cantidad de 23 millones de dólares anuales para programas de educación en Derechos Humanos que, seguramente, será rechazada, pero valga la oferta para que esa misma cantidad se invierta en la promoción de los Derechos Humanos y constitucionales a nivel nacional que, al conocerlos, sabrán exigirlos y defenderlos, para finalizar los consuetudinarios abusos del poder.
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