Modern Espionage and Its True Necessity

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El espionaje moderno y su real necesidad

27 | 06 | 2013

Grave tensión entre Estados Unidos, China y Rusia. Espías que se esconden en aeropuertos. Reclamos por ataques entre países “satélites” por la información de un tercero.

Guillermo A. Ruiz Q / Analista internacional (opinion@epasa.com) / –

Grave tensión entre Estados Unidos, China y Rusia. Espías que se esconden en aeropuertos. Reclamos por ataques entre países “satélites” por la información de un tercero. No es una descripción de las noticias de 1975. No hay cortina de hierro. No es el Pacto de Varsovia contra la Organización del Atlántico Norte. Aunque usted no lo crea, este escenario propio de la Guerra Fría está sucediendo hoy y delante de sus narices.

Edward Snowden, antiguo técnico de los servicios secretos de los Estados Unidos, es el último eslabón en la cadena de personas que denuncian que un país se dedica a espiar a los suyos con fines no determinados. Ya es mundialmente famoso el casi permanente asilado en la Embajada de Ecuador en Londres, el australiano Julian Assange, creador del portal WikiLeaks, de gran fama gracias a los datos provistos en parte por el analista de información del ejército norteamericano Bradley Manning.

En días pasados, los medios europeos y norteamericanos han estado copados con estas informaciones. Los canales de cable para Latinoamérica como NTN24 y CNN en Español se han ocupado largamente de estos temas.

Y no solo hablamos de delatores de gobiernos. Vemos cómo en muchos países se habla de intervención de llamadas telefónicas no autorizadas por la justicia, mensajes de texto, correos electrónicos, grabaciones de conversaciones a prominentes políticos, etc. De esto último, vimos cómo la justicia española ha logrado que la presidenta del Partido Popular de la Comunidad Autónoma de Cataluña en España haya logrado el pago de un millón de euros por parte de una empresa de espionaje privada, luego de descubrirse que fue grabada ilegalmente mientras almorzaba en un restaurante con la exnovia de un alto dirigente de un partido del Gobierno autonómico de esa región.

Países como Corea del Norte son constantemente acusados de utilizar sus plataformas informáticas estatales para el robo de información o ciberespionaje. Ahora se suma la posibilidad de que buscadores poderosos como Google inicien, por obligación legal, el borrado de información que, como todo lo que se sube a la internet, termina siendo público y permanente, por más que usted trate de ocultarlo o impedirlo. Esto aún es solo una posibilidad.

La verdad es que el espionaje es parte de la naturaleza humana. Todos queremos saber lo que el otro opina sobre nosotros para defendernos. En esta época que vivimos, donde todo está computarizado, lo real es que la intervención humana es decisiva para lograr establecer qué información es útil y cuál no.

Por eso, solo los organismos de países desarrollados y con gran experiencia son capaces de utilizar información de inteligencia para labores de Estado. En nuestros países, nuestros políticos deben entender que de nada sirve tener el mejor software de encriptación/desencriptación del mundo. De nada sirven las antenas más sensibles ni los ordenadores más rápidos y poderosos. El espionaje político en Latinoamérica es una tontería. Los latinoamericanos somos muy dados a ventilar todos nuestros problemas con nuestras esposas/esposos, novias/novios. Es muy probable que el espía termine delatado rápidamente por una filtración familiar. Y ni hablar del análisis de la información. ¿Para qué quiero saber la conversación de dos políticos? Usualmente estas pláticas giran en torno a tonterías o promesas que no se van a cumplir. Amén de los que planean quebrantar la ley.

Ahora sí. Los transgresores de la ley. En nuestro mundo moderno, la mejor forma de combatir el crimen es prevenirlo. Nuestros países, donde lo que no hay son recursos, se debe entender que el enfoque en materia de inteligencia debe ser exclusivamente en estos temas. Imitar lo que hacen las potencias militares es una tontería, porque muchas veces detrás de estos aparatosos esquemas de espionaje hay todo un negocio que está fuera de nuestra dimensión como región.

Esas pequeñas unidades policiales que se dedican a perseguir el delito a través de esquemas tecnológicos no sirven para nada si no están conectadas a otros servicios en todos los países posibles.

En nuestros países, los equipos de inteligencia políticos al servicio de un Estado son un gasto innecesario. El que un simple analista de información pueda diseminar todo lo que hace es el mejor ejemplo de que los Estados, sin necesidad de defender la integridad de grandes ejércitos o emporios empresariales multimillonarios, solo deben tener inteligencia estatal policial.

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