El Gobierno de Estados Unidos se resiste a calificar de golpe de Estado el derrocamiento del presidente egipcio, Mohamed Morsi, promovido por el Ejército de de ese país y no tiene previsto definir su postura por el momento, una circunstancia que garantiza el envío de 1.500 millones de dólares anuales en ayuda militar y económica a Egipto. Eso es lo que le trasladó el jueves por la tarde el número dos del Departamento de Estado, William Burns, a los miembros del Congreso en una reunión a puerta cerrada justo un día después de que el Pentágono decidiera suspender el envío de cuatro F-16 al país africano.
Desde que el pasado 3 de julio Morsi fuera apeado del poder, la Casa Blanca ha eludido calificar los acontecimientos que se sucedieron en Egipto como golpe de Estado, una denominación que, según la legislación estadounidense, prohibiría el envío de cualquier tipo de ayuda a ese país. “La ley no nos obliga a tener que definir la situación en Egipto para continuar con el apoyo económico y militar”, sostuvo ayer la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, tras insistir en que esa conclusión, a la que habían llegado los abogados de la Administración “beneficiaba los intereses nacionales de EE UU”.
EE UU es el principal socio militar de Egipto y teme que la suspensión del apoyo económico ponga en peligro el papel de ese país como estabilizador en Oriente Próximo. Israel también ha manifestado su preocupación por la eliminación de esa colaboración económica y militar con el Ejército egipcio, un pilar para garantizar el acuerdo de paz firmado entre ambos países en 1979.
Washington contempla esta ayuda como una forma para presionar a los mandos militares egipcios e influir en la transición democrática del país. El pasado miércoles, el Pentágono suspendió el envío de cuatro F-16 a Egipto, tras haber asegurado que la inestabilidad en el país no paralizaría la entrega. La decisión es una señal de la desconfianza de la Administración Obama ante la situación, cada vez más caótica, que se respira en torno al nuevo Gobierno interino de El Cairo.
Esta medida es la primera acción concreta que ha adoptado la Administración Obama desde que se desatara la crisis en el poder en Egipto, pero no supone un cambio en la estrategia de la Casa Blanca ni en la del Departamento de Defensa, que ha anunciado que no suspenderá los ejercicios militares conjuntos que únicamente se interrumpieron en 2011, cuando tras la Primavera Árabe, Hosni Mubarak fue depuesto.
La decisión de mantener la ayuda cuenta con el apoyo de buena parte del Congreso, pero también ha suscitado las críticas de influyentes senadores, como el republicano John McCain, quien el jueves señaló que la decisión de la Administración “dañaría gravemente la reputación del país”.
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.