Boicot republicano a la reforma migratoria
JORGE DURAND
L
os 11 millones de migrantes irregulares en Estados Unidos seguirán en las sombras, como solía decirse, con la diferencia de que ahora los van a buscar con lupa para luego procesarlos y deportarlos. Esto, si se aprueban las diferentes medidas que se discuten en la Casa de Representantes de Estados Unidos.
La propuesta del Senado que muchos veían limitada es extremadamente generosa, si se la compara con lo que se está ventilando en la otra cámara, donde los republicanos dominan la mayoría y tienen el control de la presidencia, que tiene un poder casi absoluto para decidir qué tema se discute y cuál se congela.
La división y la polarización política en Estados Unidos es mucho más profunda que la tradicional tensión entre demócratas y republicanos, entre liberales y conservadores. Ahora, con la reforma migratoria, se expresa la profunda división entre el Senado y la cámara baja. Para añadir leña al fuego, hay una permanente tirantez entre la Casa Blanca, el presidente y el Congreso. Pero ni siquiera los republicanos pueden ponerse de acuerdo. La facción del Tea Party los ha dividido internamente. Para rematar, el pueblo, the People, está hasta el gorro de Washington, hasta la madre de la clase política.
La propuesta de reforma migratoria integral y bipartidista del Senado ha sido desmenuzada por la cámara baja en cinco puntos. De integral ya no le queda nada. Los temas a discutirse son: seguridad fronteriza, programa de trabajadores temporales, verificación y control del mercado de trabajo (E-Verify), control interno (persecución de migrantes irregulares) y visas para profesionales de alto nivel.
Aunque parezca de Replay, el tema de la regularización de 11 millones de migrantes indocumentados ni siquiera es un asunto que tenga lugar en la agenda de la cámara baja. Y si no hay camino a la regularización, no hay por qué hablar de integración, tema clave en la propuesta del Senado.
La concesión demócrata de última hora para que se aprobara la propuesta en el Senado, de terminar el muro y duplicar el número de la patrulla fronteriza, no hizo la menor mella en la Casa de Representantes. Su postura sigue siendo no discutir ningún programa de regularización hasta que se demuestre y compruebe que la frontera ha sido sellada de manera absoluta. Para rematar, ya no se trata de verificar y comprobar ante el Congreso el control absoluto de cruces subrepticios, sino también el de droga, lo que es mucho más complicado, por no decir imposible.
Se trata de avanzar la agenda. Primero en temas de represión interna y segundo en abrir las puertas únicamente a aquellos migrantes que son necesarios y apetecidos: los trabajadores agrícolas (algo tienen que comer, más allá de la chatarra) y los profesionales de alto nivel.
En cuanto al primer punto se incrementan las penas a los trasgresores, las multas y los años de cárcel para los migrantes irregulares y a los empleadores. El sistema de control laboral E-Verify será obligatorio para todos aquellos que quieren trabajar y tendrán que aportarse datos biométricos. Con el pretexto del trabajo migrante irregular se avanza la agenda del control generalizado de la población, en un país y un pueblo que se había resistido por siglos a tener un documento oficial de identidad.
Con respecto a los migrantes que sí serán bienvenidos, se establecen dos políticas claras y diferenciadas. Los trabajadores agrícolas no podrán tener acceso a ninguna vía de regularización. Se llevará a cabo un programa bracero clásico.
Los que ya están adentro, podrán regularizarse, si salen del país y piden una visa H2A o la que venga a sustituirla. Es decir, la vieja fórmula del secado de mojadosque se ha practicado en otras oportunidades: te deporto y luego te contrato con otras condiciones.
Ahora bien, 85 por ciento de los trabajadores agrícolas es de origen mexicano, sólo compiten en este mercado de trabajo algunos hondureños y guatemaltecos. Ya ni los haitianos quieren trabajar en las pizcas, o como diría Fox… Este programa, está diseñado para la mano de obra mesoamericana; ya es hora de que empecemos a fijar algunas condiciones o prever algunas medidas.
En cuanto a los profesionales, se trata de piratería pura y dura y a nivel global. Los mejores profesionales y científicos del mundo podrán entrar con sus familias y quedarse de manera definitiva a vivir el sueño americano. Es más, los estudiantes extranjeros de las mejores universidades estadunidenses podrán optar por la residencia cuando hayan terminado y pagado sus estudios. Después de que el Conacyt financie las colegiaturas y la manutención por cinco años, los flamantes doctores tendrán abiertas las puertas para trabajar y quedarse en Estados Unidos.
Ya no es políticamente correcto hablar de fuga de cerebros; ahora se le llamaganancia, con la fórmula del ganar-ganar o, de perdida, circulación de cerebros. Pero en la práctica no es otra cosa que piratería, sancionada por una ley.
Ni siquiera el caso de los dreamers se maneja de manera similar a la propuesta del Senado. Para empezar hablan de jóvenes; es lo mismo pero diferente. Le quieren quitar la connotación política al movimiento juvenil. Al parecer se les otorgaría un estatus especial, pero el camino a la ciudadanía sería mucho más tortuoso y complicado.
Como quiera, la casa y el speaker John Boehner tienen que dar algún signo de que están interesados en los problemas del país y de que le preocupan los temas y demandas de la minoría latina. No les conviene que los tachen de obstruccionistas e intransigentes. Algún tema tendrán que discutir y aprobar. Ya no se busca la mayoría, porque la tienen. El camino que se ha empleado ante la división interna de los mismos republicanos es optar por la mayoría de la mayoría, y sólo en ese caso se podrá discutir el tema y votar.
Pero los tiempos se vienen encima. Ahora hay receso, pero en septiembre podrían discutirse algunos temas por separado. En octubre se discutirá el presupuesto. Noviembre sería la última oportunidad de votar sobre algunos puntos o de juntar varios y hacer un paquete ad hoc, que dé la idea de que se trabajó en una reforma integral. Luego una comisión bicamaral tratará de ponerse de acuerdo. En 2014 la ventana está cerrada.
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