The Lehman Brothers Case and Its Repercussions

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En el otoño del 2008, Lehman Brothers (LB) era una entidad estadounidense muy activa en los mercados de derivados, con una gran exposición al mercado de titularizaciones subprime, con un bajo nivel de capital, y con una alta dependencia de los mercados financieros a corto plazo.

Dado el perfil de LB, no es extraño que el recorte de las líneas de financiación interbancaria de los principales bancos de Wall Street, ocurrido después de las nacionalizaciones de Fannie Mae y Freddie Mac, entidades garantizadoras de hipotecas que desafortunadamente se involucraron en inversiones “subprime”, le obligaran a pedir la intervención de la Reserva Federal, solicitud que al mismo tiempo fue hecha por Merrill Lynch.

Del análisis de esas dos solicitudes se decidió que el Bank of America se quedara con Merrill Lynch y que LB pasara a quiebra. Tal decisión fue uno de los errores políticos más graves del gobierno norteamericano y de la Reserva Federal, ya que el efecto dominó se llevó por delante a la AIG, la mayor aseguradora de EE.UU., y a Washington Mutual, la mayor caja de ahorros del país, forzando la intervención de la Reserva Federal y del Gobierno para evitar la quiebra del sistema financiero estadounidense.

El contagio a Europa fue inmediato y la deflación de activos y el colapso del crédito a nivel internacional fueron fulminantes generándose la crisis financiera internacional más profunda y duradera que se ha conocido, que afectó al comercio mundial y a la economía real de los países, configurando lo que hoy se conoce como la Gran Recesión, por oposición a la Gran Depresión de los años 30.

En la decisión de optar por la quiebra de LB se sobrepusieron, aparentemente, intereses políticos y privados. Esa decisión, que luego resultó un error de enormes consecuencias, está a punto de ser reeditada por los EE.UU. con el problema fiscal que los medios han llamado “Precipio fiscal”, donde una decisión incorrecta de los republicanos en el Congreso y la Casa Blanca tendría consecuencias profundamente negativas en los planos financiero, económico y social, no solo para EE.UU. sino también a nivel mundial.

Dentro de las muchas advertencias formuladas, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, señaló que la sola amenaza de una suspensión de pagos por parte de Estados Unidos podría estar ya afectando a los mercados emergentes y a los sectores más vulnerables.

Yong Kim se refirió al precedente de agosto de 2011, cuando la resistencia del Partido Republicano a autorizar una nueva ampliación del techo de endeudamiento tuvo en jaque a la economía mundial durante más de dos meses y afectó particularmente a las economías en desarrollo. Señaló que “La caída de los mercados no solo daña a las grandes corporaciones, sino también a los dueños de negocios pequeños y agricultores en todo el mundo”.

El problema fiscal de los EE.UU. ha despertado un gran interés y todo mundo está a la expectativa de que los responsables políticos estadounidenses acuerden una revisión del techo de la deuda y garanticen la “normal” continuidad del Gobierno. Una decisión errada haría que los efectos negativos, al igual que en el caso LB, se expandieran velozmente a nivel mundial, con consecuencias impredecibles.

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