Los estadounidenses reprueban la política tanto de los demócratas como la de los republicanos según una encuesta.
La inmigración es ya un tema clave de los debates políticos en Estados Unidos y el Partido Republicano, al no apoyar la reforma migratoria, cayó en una trampa política que pone en juego todo el tradicional sistema bipartidista de Estados Unidos.
La aplastante victoria del demócrata Bill de Blasio en las elecciones a la alcaldía de Nueva York, celebradas el pasado 5 de noviembre, dejó patente la pérdida de apoyo electoral que sufre el Partido Republicano en Estados Unidos.
Otras elecciones celebradas en la misma jornada en Virginia, estado tradicionalmente republicano, dieron la victoria al demócrata Terry McAuliffe frente al candidato republicano Ken Cuccinelli.
Batalla por el voto inmigrante
Hasta hace poco, se pensaba que la situación en el ámbito de inmigración en Estados Unidos era la contraria de la que vive Europa, donde el fracaso del multiculturalismo es ya un hecho. Los inmigrantes –sobre todo los musulmanes- no quieren convertirse en europeos, lo cual supone un grave problema en un continente formado por Estados nacionales con sus propias historias y culturas muy distintas.
Estados Unidos era considerado un país de inmigrantes en el que todos podían vivir bien. Ahora resulta que no es así. El Partido Republicano sufrió una dura derrota en las elecciones a gobernador y a alcalde debido a la reforma sanitaria del presidente estadounidense, Barack Obama. Para socavar esta reforma los republicanos bloquearon el presupuesto y paralizaron la administración pública de Estados Unidos, lo cual amenazó con desatar una crisis financiera global. Con ello asustaron al elector, que como resultado prefiere votar por los candidatos demócratas.
Republicanos en la trampa
La principal batalla política se libró por los 11 millones de los inmigrantes indocumentados que viven, trabajan y enriquecen a Estados Unidos. El proyecto de reforma migratoria que abre un camino real para convertir en ciudadanos USA a esos indocumentados fue aprobado por el Senado -dominado por los demócratas- en junio pasado. En la antesala de las elecciones municipales y locales de Estados Unidos, Obama pidió a los republicanos que controlan la Cámara de Representantes aprobar “este año” la reforma anunciada para regularizar la situación de los inmigrantes.
Los republicanos, claro está, se oponen a esta reforma, pero la anterior pelea por el presupuesto, que culminó con la parálisis administrativa federal, les dejó debilitados. Y, tras conocerse los resultados de las elecciones celebradas en Nueva York, Virginia y otros lugares, también desmoralizados. Ahora les sería difícil oponerse a la aprobación del proyecto de ley sobre los inmigrantes aplicando su tradicional método de chantaje político.
Pero si los republicanos tampoco conseguirán nada si renuncian a la lucha. Si en Estados Unidos aparecen 11 millones de nuevos electores, ¿a qué partido votarán? Sin duda, los republicanos quedarán en minoría. Y esto pondrá fin al actual sistema de dos partidos que gozan de un apoyo casi parejo.
Hispanos contra republicanos
En 2010, el estado conservador y republicano de Arizona aprobó una dura ley migratoria. Pero el Tribunal Supremo de Estados Unidos canceló el año pasado la mayor parte de los artículos de aquella ley, dirigidos contra los inmigrantes porque los estados norteamericanos no pueden aplicar una política que contradiga el modelo migratorio del país.
Posteriormente, en el estado liberal de California se promulgaron varias iniciativas que buscaban proteger a los inmigrantes indocumentados. Por ejemplo, se prohibió a los empleadores tomar represalias contra inmigrantes que protestasen por condiciones laborales injustas. Pero estas normativas van todavía más lejos que el proyecto de ley federal propuesto por el presidente, Barack Obama, y los demócratas. En general, se suele castigar a los empleadores que contratan a inmigrantes que viven sin permiso en Estados Unidos.
Por primera vez en la historia de Estados Unidos, los estados del país discrepan sobre el problema de la inmigración. Y también por primera vez las comunidades de inmigrantes que recibieron la ciudadanía de Estados Unidos intervienen activamente en la política, defendiendo a los indocumentados. Se trata del proyecto de la organización Latino Victory Project (el ‘proyecto de la victoria’ de todos los estadounidenses provenientes de América Latina). Este proyecto prevé destinar unos 20 millones de dólares para luchar contra los republicanos del Congreso que intentan frenar la reforma migratoria.
Esta organización se formó a partir del comité de apoyo a Barack Obama en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Antes los latinoamericanos no se manifestaban como una potente fuerza común, pero ahora esta comunidad puede cambiar la coyuntura política en el país y aumentar su número con las nuevas leyes.
Parece que la idea de que Estados Unidos es el país de los inmigrantes empieza a cambiar. Hasta ahora los ciudadanos de Estados Unidos de origen europeo, en su mayoría anglosajones, estaban seguros de que eran mayoría. Su visión cambiará cuando los oriundos de Europa representen menos del 50% de la población de Estados Unidos, debido a las tasas de mortalidad y natalidad, así como al crecimiento numérico de inmigrantes.
La cuestión es cuándo sucederá y cómo cambiará la coyuntura política de los Estados Unidos, que pueden quedar sin el Partido Republicano.
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