Is Saudi Arabia Heading for a Shift in Foreign Policy?

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Arabia Saudita: ¿hacia un cambio en su política exterior?

Un verdadero desafío a Estados Unidos resultan las recientes declaraciones de gobernantes de Arabia Saudita, dando lugar a preguntas como: ¿Qué sucederá en un futuro próximo? ¿Es posible el “divorcio” entre estos dos aliados estratégicos?

Después de que el secretario del Consejo de Seguridad Nacional y jefe de los servicios secretos sauditas, el príncipe Bandar bin Sultan bin Abdulaziz al Saúd, arremetiera contra la política exterior de Estados Unidos, declarando que el reino “cambiará el rumbo de su política exterior”, lo que lleva a pensar que la monarquía se aleja de su aliado estratégico principal. Confirmó la disposición de Riad, a crear un frente común con Israel para preparar un ataque contra la República Islámica. Arabia Saudita no tiene relaciones diplomáticas con Israel, mantiene solo contactos discretos en un esfuerzo de fomentar la estabilidad en la región.

Otro príncipe y ministro de Relaciones Exteriores Saudita, Saud bin Faisal, sobre la incapacidad de la ONU de detener la guerra en Siria y la traición de Estados Unidos a sus aliados regionales, declaró: “podríamos incluso hablar sobre una verdadera “guerra fría” entre ambos estados”.

Sostienen conversaciones muy estrechas y secretas, parece ser que ambos han formado bloque en el tema de armas nucleares para conservar su hegemonía en Oriente Medio. Cabe mencionar que Arabia Saudita firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear y apoyaba la creación de una zona libre de armas atómicas.

No obstante, Tel Aviv, está nervioso ante el avance en el diálogo sobre el programa nuclear iraní. El país realmente peligroso es Israel, la única potencia que tiene armas nucleares de destrucción masiva que ponen en vilo la paz en todo Oriente Medio.

Según Riad, es posible detener el conflicto interno en Siria solo iniciando una guerra contra su Gobierno. Su aversión por Al Assad no vino, como algunos creen, porque Siria es un país laico, mientras que la monarquía saudita vive bajo la ley islámica.

La verdadera explicación sería mucho más simple: si no fuera por Al Assad, a través del territorio sirio se podrían disponer gasoductos y oleoductos hasta el Mediterráneo, para no depender de la situación en el golfo Pérsico, ya que parte de su zona acuática es controlada por Irán, el peor enemigo del reino saudita y aliado de Siria.

Hace unos diez años, Wesley Clark, exgeneral con experiencia de guerra y candidato a la presidencia estadounidense, expresó que en la guerra contra el terrorismo no se debería empezar por Afganistán o Irak, sino por Pakistán y Arabia Saudita. Similares teorías se repiten con relativa frecuencia.

Es muy poco probable que la élite saudita se arriesgue a perder a su aliado principal. Al romper con Estados Unidos, posiblemente el país permanezca asilado en un hostil ambiente geopolítico.

El régimen saudita lucha en dos frentes: en el exterior, contra Irán y sus aliados chiíes sirios; la situación no es nada fácil para la monarquía del Golfo, Siria sigue resistiéndose; mientras que Teherán usó hábilmente la situación de Irak en su favor, lo cual debilita la posición de Arabia Saudita.

Los retos internos de la élite saudita son también bastante serios, principalmente el de contrarrestar la creciente negativa de jóvenes ciudadanos del país a vivir respetando la ley “sharía”.

Una significativa proporción de jóvenes de entre 15 y 39 años (un 46% de los 30 millones de habitantes del país) no quieren vivir según las reglas establecidas por el clero salafista y exigen mayor libertad. Otra razón es la cantidad de dinero saudita invertido en bancos estadounidenses.

En tal sentido, es difícil responder a la interrogante de a quién favorece más salvaguardar la alianza, si a Arabia Saudita o a Estados Unidos. Otro argumento para afirmar que las relaciones entre los dos países no cambiarán.

Finalmente el titular de Asuntos Exteriores de Reino Unido, William Hague, acotó que los países europeos y la comunidad mundial levantarían parcialmente las sanciones impuestas a Irán cuando logren un acuerdo preliminar sobre el programa nuclear del país persa con el sexteto.

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