California Trembles

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California tiembla

California, ese vasto imperio conocido en el mundo por su sol y su oro. Por sus playas, Google, el Golden Gate, los vinos de Sonoma y Hollywood está pensando seriamente en dividirse. El simple hecho de la mención hace tiritar a Washington. Da miedo que la epidemia se extienda. No se les olvida que California es la tierra de donde surgen las tendencias de todo, aquí dicen ¡salta! y el resto del país pregunta donde se compra la chaqueta que han de ponerse para saltar. (Y esta última frase no es mía es de Bill Maher).

Un aventurero capitalista del Silicon Valley, Tim Draper, inventor de Skype y donante de Bush, acaba de recibir el ok para empezar a sumar firmas a su plan Six Californias según ha confirmado la oficina de la Secretaría del Estado. Draper necesita más de 807.000 firmas de votantes registrados antes del próximo 18 de julio para que su propuesta se lleve a las urnas en noviembre. Según Draper 38 millones de californianos son muchos y muy variados para estar bien representados en el gobierno, Six Californias sería otra cosa, más refrescante. “Nos hemos convertido en algo demasiado grande y demasiado hinchado”.

La octava economía del mundo, el estado más poblado de Norteamérica, mueve ficha para dividirse en seis regiones geográficas:

South California incluiría San Diego, Irvine and Riverside y una línea de tierra desde la costa hasta la frontera con Arizona.

West California se quedaría con Hollywood, Santa Bárbara y Montecito, es decir, desde Los Ángeles hasta el norte de San Luis Obispo recorriendo solo la costa.

Central California recibiría la región del desierto incluyendo Bakersfield, Fresno y Stockton hasta la frontera con Nevada.

Silicon Valley, con el nombre del valle a la tecnología, cubriría desde la zona de Monterey, San José y San Francisco.

North California sería muy pequeño con la capital de la actual California, Sacramento, como única gran ciudad.

Por último estaría Jefferson al norte que se quedaría con las ciudades de Chico, Redding y Eureka hasta la frontera con Oregón.

Draper, a quien su casa de Atherton le convertiría en residente de Silicon Valley, que de dividirse California sería inmediatamente el estado más rico de Estados Unidos, cree que la separación beneficia a todos: “Habría más dinero y cada región lucharía por sus prioridades. Por ejemplo, en el sur los residentes se preocupan por la inmigración, en el área central por el agua, en el norte por la falta de respuesta del gobierno del estado”. Sin embargo, North California se convertiría en el estado más pobre del país. Para Draper su plan anima a la cooperación regional y a crear una nueva estructura que agilice la gobernabilidad.

La historia de dividir California no es nueva, desde su fundación en 1859 los residentes han intentado separarla en varias ocasiones con propuestas que sugerían dos, tres o cuatro estados. En cualquier caso, las posibilidades de que California se convierta en seis estados son pocas porque, aunque los votantes lo reclamen en las urnas, el Congreso norteamericano debería aprobarlo, añadir diez senadores más y sumar cinco estrellas a la bandera, implicaciones con repercusiones políticas que en Washington se sentirían como un terremoto. De nuevo California se pone a temblar.

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