Containing Russia

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Contener a Rusia

Aprovechando la presencia mayoritaria de población de origen ruso en la península de Crimea, Vladimir Putin ha utilizado un argumento recurrente en la historia (recordar los inicios de la II Guerra Mundial) a fin de obtener del Parlamento ruso el permiso para utilizar formalmente la fuerza en esta región que forma parte del territorio ucraniano. Esto en aras de proteger a la comunidad rusa que se vería desprotegida luego de los sucesos que han implicado la salida de Yanukovich, presidente de Ucrania, del poder. El problema es que no es la primera vez que realiza una acción así. En el 2008, Rusia invadió Georgia bajo el mismo pretexto de índole moral relativo a proteger a la mayoritaria población rusa en Osetia del Sur, pero, a diferencia de lo que sucede en Ucrania, dicha región mantiene serias diferencias con Georgia, al punto que reclama su independencia, reconocida por Rusia. Es evidente que, aunque tiene un carácter único de república autónoma, esta no es la situación de Crimea en Ucrania.

Para Rusia ha sido muy difícil perder gran parte de su zona de influencia luego de la extinción de la Unión Soviética, de ahí que Putin parece dispuesto a luchar para evitar el avance occidental. Así se explica no solo su política exterior en Georgia y Ucrania, sino también en Siria.

Por su parte, Estados Unidos y la Unión Europea tienen intereses económicos y de seguridad en toda la región, ya sea tratándose de los gasoductos que atraviesan territorio ucraniano y la presencia militar de Rusia en una zona con acceso al Mediterráneo. Los últimos meses hemos visto una lucha de poder entre la Unión Europea y Rusia por Ucrania, que parecía inclinarse a favor del segundo hasta la abrupta salida de Yanukovich.

Rusia está demostrando que está dispuesta a hacer todo lo posible por salvaguardar sus intereses; sin embargo, Ucrania debería representar un límite en el accionar ruso. En este sentido, ¿qué hará Estados Unidos al respecto? Ciertamente, este país comete acciones similares, basta con recordar intervenciones como Kósovo en 1999 o Iraq en el 2003, pero ¡es la potencia mundial! Si permite a Rusia tener una política exterior que no solo viola el derecho internacional, sino que además afecta intereses occidentales, Estados Unidos estaría promoviendo los incentivos necesarios para que otros países (léase China) puedan desarrollar políticas similares.

Putin es muy hábil, sabe que este no es el momento de mayor fortaleza de Estados Unidos ni de la Unión Europea, ambos inmersos en una crisis económica que restringe su política exterior. Pero creer que Occidente seguirá aceptando el comportamiento de Rusia y repetir el error de Neville Chamberlain y su política de apaciguamiento es poco probable. Sería una inadmisible muestra de debilidad de Occidente.

Para Estados Unidos, la mejor estrategia es contener a Rusia. Hacerle entender a Putin que debe retroceder. Si bien las sanciones políticas y económicas son los primeros pasos a seguir, lamentablemente, tratándose de potencias mundiales, la fuerza militar juega un papel muy importante. Esto no significa estar al borde de un conflicto bélico, ya que los costos de una guerra son muy altos para todos los que intervienen. Sin embargo, sí estaríamos frente al inicio de una nueva política exterior mucho más dura por parte de Occidente, que plantee negociaciones en otros términos, a fin de contrarrestar la ofensiva que Putin parece haber iniciado.

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