The Last Thing the US Wants Is To Become a Pretext for Repression

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Lo último que EE.UU. necesita: ser la excusa de la represión

Washington calificó de “mentira alevosa” las acusaciones de Maduro de que está detrás de un violento plan para derrocarlo

El gobierno de Caracas vuelve a su jugada favorita: echarle al “imperio” la culpa de todo lo que le pasa, lo que incluye, sobre todo, las masivas protestas sociales que hace más de un mes lo tienen en jaque.

Washington responde que eso es “una mentira alevosa”, pero si bien aumenta la retórica contra el gobierno de Nicolás Maduro , por ahora evita entrar en el terreno de las acciones. En reserva, fuentes diplomáticas de esta ciudad aseguran que lo último que quiere el gobierno de Barack Obama es convertirse “en

“Mienten descaradamente”, aseguró la vocera del Departamento de Estado, Marie Harf, al describir los recurrentes reproches tanto del presidente Maduro como de su canciller, Elías Jaua, en el sentido de que “es el imperio” el que “está detrás, alentando” las marchas de protesta “de los fascistas”. Ayer Maduro incluso aseguró que “sobre el escritorio de Obama está la propuesta” para autorizar su asesinato.

La pasada fue una semana de escalada verbal, pero no de una dinámica desconocida para la diplomacia norteamericana, acostumbrada a que la pongan en el lugar del “chivo expiatorio” de los males venezolanos, según definió en su momento el vicepresidente del Consejo de las Américas, Eric Farnsworth.

En las últimas horas, sin embargo, Washington puso sobre la mesa dos posibles caminos para la situación en Venezuela. Por un lado, una vía de eventuales sanciones económicas. La otra, una apelación a la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Ambas fueron citadas como eventuales herramientas diplomáticas por el secretario de Estado, John Kerry. Pero lo cierto es que, en medios locales, el ejercicio pareció más una escalada de retórica que una vía que se esté explorando de manera efectiva. La razón para ese matiz es la soledad que padece la diplomacia norteamericana en la región, donde aparece poco menos que en solitario pidiendo al gobierno de Maduro que “deje de reprimir” a sus ciudadanos.

“Hemos estado en contacto con países vecinos. Estamos en contacto con ellos en busca de alguna iniciativa conjunta”, confesó Kerry, en el Capitolio, esta semana.

En las últimas horas, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, apareció con una propuesta de mediación. “Si el gobierno y la oposición de Venezuela” aceptan sus servicios al respecto.

“Si Venezuela considera que somos útiles, ahí estaremos, siempre y cuando la oposición también lo considere”, afirmó Santos.

En medios locales se estimó que una mediación de Colombia podría generar confianza en varios observadores, entre ellos, Washington.

Pero, ayer, nadie sabía muy bien qué futuro podría tener esa iniciativa. Ni tampoco si serviría para encontrar una salida a la desgastante situación en Venezuela.

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