152 guatemaltecos deportados cada día
LAS CIFRAS SON CLARAS y son frías. Resisten con facilidad las palabras tanto de las buenas intenciones como de las verdades a medias o las falsedades. Una noticia publicada ayer en Prensa Libre, acerca de las deportaciones de guatemaltecos realizadas por Estados Unidos, arroja unos números lamentables. En los primeros 90 días de este 2014 aumentó en 40 por ciento la cantidad de ciudadanos cuyo primer viaje en avión ocurrió en uno de los aeroplanos utilizados por el gobierno estadounidense para transportar de regreso a quienes se fueron a buscar el llamado “sueño americano” y para ello arriesgaron su vida y su integridad física en caminos, trenes de carga, y también debido a las crueldades cometidas por los “coyotes”.
EN OTRAS PALAbras, esos números tienen los promedios siguientes: los deportados son en esos tres meses 13,724 personas; eso significa 152 diarios, regresados al país en 117 vuelos (cuatro cada tres días). Con esas cifras, el número total alcanzará este año 55,480 personas, un doce por ciento adicional a los 50,221 expulsados el año anterior. El canciller guatemalteco, Fernando Carrera, tiene razón al calificar la actitud del gobierno como “muy pasiva” porque este o cualquiera de los gobiernos guatemaltecos deben utilizar su relación con Washington para insistir en darle a los connacionales las ventajas de las protecciones temporales otorgadas por Estados Unidos a los ciudadanos de otros países de esta zona de Latinoamérica.
SEGÚN DATOS OFICIALES diplomáticos, la suma de las remesas enviadas al país por los emigrantes guatemaltecos alcanza la muy respetable suma de 5,105 millones de dólares al año. Eso significa un promedio de 14 millones de dólares diarios, equivalentes grosso modo a 112 millones de quetzales. La disminución de 55 mil ciudadanos por año, poca duda cabe, ya tiene y seguirá teniendo efectos negativos en la economía del país y en la reducción de empleos, con el adicional efecto contraproducente de incrementar el número de hombres y de mujeres guatemaltecos a dejar a sus familias y embarcarse en una aventura en la cual de todos modos se convierten en posibles víctimas de ser tratados como delincuentes, si logran cruzar la frontera.
ES DIFÍCIL CALCULAR EL promedio de las remesas enviadas a Guatemala. Para lograr una cifra aproximada se puede utilizar la cifra de 1.2 millones de emigrantes, y entonces al dividir el monto total entre esta última suma, se obtiene la cantidad de 354 dólares (unos 2,836 quetzales) mensuales. Por tanto, los 55,480 expulsados durante la totalidad de este año, tendrán el efecto de veinte millones de dólares (160 millones de quetzales). Este año van deportados 3,861, lo cual tendrá un efecto en un número muy parecido de hogares y alcanzarán 1.4 millones de dólares (casi 11 millones de quetzales). Se comprueba una triste realidad: una de las más importantes fuentes de dinero para el país es el resultado de la dolorosa “exportación” de personas.
ES FÁCIL VER LOS MOTIVOS del endurecimiento estadounidense en las deportaciones. Por un lado, a los opositores republicanos —a quienes no les importó cerrar el gobierno hace pocos meses— por razones electoreras las interesa dejar en mal predicado al presidente Obama, a quien han atacado por su programa de la ley social conocida como “Obamacare” y también en el tema de las deportaciones. Es año electoral y quieren recuperar la Casa Blanca a toda costa, aunque, a mi criterio, con estrategias casi inhumanas, y la virtual amenaza a los republicanos moderados. Por esto, la tarea de la cancillería es muy difícil, como es dolorosa la situación de los guatemaltecos indocumentados. Pero la presión diplomática y política debe ser una obligación moral.
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