Marian Robinson, First Grandmother of the US

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Si en el hotel Sofitel de la esquina de las calles 15 y H no hubieran recibido una llamada telefónica de la Casa Blanca explicándoles quién iba a ir, nunca lo hubieran descubierto. Llegó con una amiga y se fue directa al restaurante Ici Urban Bistro, un espacio rojo, negro y gris, con aire chic y un poco minimalista, que está a la derecha del hall del hotel.

Nadie vio a agentes del Servicio Secreto, la unidad especial de las fuerzas de seguridad de Estados Unidos que cuida de los altos cargos del Gobierno y de parte del cuerpo diplomático. Pero es poco probable que no hubiera seguridad.

La visitante del Ici Bistro es la Primera Suegra de Estados Unidos: Mrs. R., para sus amigos, la Primera Abuela, para la prensa, y Marian Robinson, la madre de Michelle Obama, para el resto de la Humanidad.

Desde entonces, Mrs. R. ha regresado multitud de veces al Ici Urban Bistro. Siempre va con una amiga y, si está libre, se sienta en la mesa del extremo derecho del restaurante. Su plato favorito es una crêpe de setas y pollo con salsa tarragon, acompañada de un vaso de vino Sancerre. Todo muy francés, algo lógico en Sofitel, en el que hasta los saleros son importados de Francia. La crêpe es pequeña y minimalista, como corresponde a todo el Ici. Pero es muy dulce. Y el Sancerre -francés, del Loira- es un vino afrutado, suave y ligero. Típica comida de abuela, y a un precio no muy caro para Washington: 34 dólares y 10 centavos (24 euros y 75 céntimos). Súmese el 25% de propina mínimo en EEUU, y todo sale en unos 31 euros.

Nadie que pase por la calle pensaría que la señora sentada en una silla junto a la ventana que da a la terraza del Sofitel es una de las personas más poderosas de EEUU y, por extensión, del mundo. También parece ser una de las pocas suegras del sistema solar que se lleva bien con su yerno. Si la madre y la esposa de Franklin Delano Roosevelt vivían en guerra permanente, ése no es el el caso de los Obama. Claro que hay quien dice que eso se debe a que Barack le parece bien todo lo que venga de Michelle.

La supernanny de las nietas

Marian Shields Robinson, que en julio cumplirá 77 años, es la primera suegra que vive en la Casa Blanca desde la presidencia de Eisenhower, hace 52 años. Pero no está con su hija y el esposo de ésta porque sí. Ella tiene una función: hacer con sus nietas, Sasha y Malia, lo que los abuelos de Barack, Stanley y Madelyn, hicieron con él: criarlas.

En EEUU, en particular entre las poblaciones negra y nativa, el que los abuelos se ocupen a los nietos es un símbolo de los problemas de desintegración social que acarrean las familias rotas en esas comunidades, en las que cada hijo es de un padre distinto. Ése fue el caso de Obama. Pero, si Mrs. R. se fue a Washington desde Chicago fue por lo contrario: su hija y su yerno habían alcanzado la cúspide social de EEUU, y no les iba a quedar tiempo para educar a sus hijas.

Por eso, Marian Robinson se trasladó al tercer piso de la Casa Blanca, donde está lo que ella llama “mi casa”. Cada mañana lleva a Sasha y a Malia al colegio. Y cada noche se encarga de ellas. Ahora, en el reciente viaje que Michelle y las chicas han hecho a China, la presencia de Robinson ha sido más visible. Ha sido una ruptura de su anonimato, que hasta ahora la ha ayudado a llevar una vida normal, no exenta de ciertas manías. Mrs. R., entrega ella su ropa sucia a la lavandería de la Casa Blanca. ¿La razón? No soporta que nadie toque sus bragas.

La suegra de Obama ha sido vista comprando en Filene’s Basement, una cadena de tiendas de ropa barata, y comiendo o cenando en Equinox, un restaurante tirando a sofisticado situado junto al Sofitel y a la Casa Blanca. Para relajarse, como toda buena anciana de recursos de EEUU, se va con sus amigas a los casinos de Las Vegas. Es la vida de una abuela normal de buen nivel de vida de EEUU. Solo que en su caso es la Primera Abuela.

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