The United States Wants To Buy an Extension of the Dialogue in the Middle East

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Estados Unidos quiere comprar una prórroga del diálogo en Oriente Próximo

Con Rusia desafiando a la comunidad internacional en Ucrania y 150.000 muertos en la carnicería Siria, Barack Obama no necesita también el fracaso de las negociaciones de paz entre Israel y Palestina. La oposición republicana clama que bajo su mandato EE U ha perdido el liderazgo internacional y apenas el 40% de la opinión pública aprueba su política exterior, según una encuesta de AP. Todo eso, a siete meses de las elecciones legislativas en las que los demócratas pueden perder el Senado.

Tanto importa a la Casa Blanca conseguir una prórroga de esas infructuosas negociaciones que Israel ha aprovechado para chantajear a Washington. A cambio de cumplir su compromiso de liberar a 26 presos palestinos, algo que Palestina cree imprescindible para considerar cualquier prórroga, el Gobierno hebreo quiere que EE UU ponga en libertad a un espía estadounidense que vendió documentos de Inteligencia a Tel Aviv en 1986. De regalo, y sólo si los palestinos aceptan el resto de condiciones, ofrece dejar libres a 400 palestinos, la mayoría mujeres, ancianos y adolescentes, sin delitos de sangre en sus manos y a punto de cumplir sus condenas.

Según la prensa israelí, EE UU ya ha aceptado su parte, y sólo falta que los palestinos den el visto bueno a la suya: renunciar a obtener el reconocimiento de su país durante al menos otro año y medio y aceptar que Israel siga construyendo infraestructuras en los territorios ocupados, aunque este país se compromete sobre el papel a no levantar nuevos asentamientos, una cláusula que ha violado antes incluso de firmarla. Ayer mismo la Administración de Tierras israelí anunció un nuevo concurso para la construcción de 708 casas en la colonia de Guiló, situada más allá de la denominada ‘Línea Verde’ de 1967 y, por tanto, ilegal según el Derecho internacional.

Con todo, las intensas gestiones del secretario de Estado, John Kerry, parecen haber dado sus frutos, porque tras una larga noche de reuniones y llamadas de teléfono, ayer las dos partes interesadas discutían prorrogar el diálogo hasta 2015, fecha en la que ya habrán pasado las elecciones legislativas de EE UU, previstas para noviembre próximo. El peón con el que negocia Washington se llama Jonathan Pollard, un espía a la antigua que cobró 10.000 dólares y un anillo de diamantes y zafiros para su prometida por vender a Israel información que recogía su país sobre otras potencias.

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