El desprecio hacia los migrantes
Vinicio Sic
El fin de semana, miles de migrantes se manifestaron en las principales ciudades de Estados Unidos para exigir al presidente Barack Obama que suspenda las expulsiones de los ciudadanos indocumentados en tanto se aprueba la ansiada reforma migratoria.
Si creíamos que solo en el Congreso guatemalteco quedan engavetadas las leyes, estábamos equivocados porque en Estados Unidos sucede lo mismo, pues el proyecto de reforma está sumido en una parálisis desde que el año pasado se remitió a la Cámara de Representantes.
En estos últimos días, la presión política y social sobre el mandatario ha aumentado porque se le señala como principal responsable del incremento de las deportaciones y al que se le pide que apele a su poder ejecutivo para detenerlas temporalmente.
A la presión sumó el fin de semana The New York Times por medio de su editorial. “Ha sido frustrante contemplar cómo sus promesas en materia de reforma migratoria se han desvanecido entre alegatos de impotencia y culpas a otras”. “La administración Obama está deportando personas a un ritmo más alto que el de cualquier otro presidente”. “Obama podrá argüir que no puede ser demasiado enérgico a la hora de paralizar las deportaciones porque eso enfurecería a los republicanos y que siempre hay espacio para una solución legislativa. Él ha aparecido a menudo como un simple espectador del bloqueo de la reforma limitándose a ver girar la rueda, ofrecer discursos y esperar lo mejor”, enfatiza el diario neoyorquino.
En los cinco años de administración demócrata, la cifra de deportados superará los 2 millones, un número superior al que registraron a lo largo de sus dos legislaturas George W. Bush (2 millones en 8 años) y Bill Clinton (no llegó al millón).
En 2012, a las puertas de la campaña electoral, Obama suspendió durante dos años las deportaciones de los llamados dreamers, los jóvenes que llegaron a EE. UU. con sus padres sin documentación alguna, pero que han crecido y estudiado en ese país. Esa misma disposición se le pide al gobernante amplíe para beneficiar al resto de personas sin papeles.
Guatemala no debiera ser ajena a esta realidad si se considera que, en lo que va de abril, fueron deportados de Estados Unidos 14,601 guatemaltecos y guatemaltecas. En 2013 la cifra alcanzó 50,221 personas y en 2012 los expulsados fueron 40,647 personas.
Es urgente que el gobierno a través de la Cancillería y de su embajador en Washington intensifique sus acciones para frenar el cese de las deportaciones de los connacionales. No es posible que a estas alturas no exista ningún planteamiento concreto respecto al tema. Sorprende la celeridad que existe de parte de los funcionarios para pronunciarse respecto a otros temas, pero en el caso de los abusos a los derechos humanos que registran los migrantes y al aumento de las deportaciones existe un desentendimiento. La estabilidad económica del país depende mucho del flujo de remesas. Las cuales, el 90%, envían los migrantes radicados en Estados Unidos. Es tiempo de expresar nuestra solidaridad con nuestros hermanos que laboran allá y que pese a las adversidades coadyuvan al desarrollo de este país.
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