Obama Insists on His Pivot toward Asia

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Obama insiste en su giro a Asia

Con la atención en Washington centrada en la crisis de Ucrania, Barack Obama inició ayer su visita de ocho días a Asia en la que visitará cuatro países. El objetivo del presidente EEUU es continuar con el ‘giro’ estratégico que anunció en 2011: dar prioridad a Asia -y, dentro de ella, a la contención a China- en detrimento de Europa y Oriente Próximo. Afín de cuentas, EEUU tiene 85.000 soldados en Asia, frente a 60.000 en Europa, con lo que, aunque a este lado del Atlántico aún ñoños hayamos enterado, para Washington Extremo Oriente es ya más importante que la Vieja Europa.

El problema es que la crisis de Ucrania ha vuelto a situar a Europa, contra la voluntad de Washington, en el centro de la política exterior de Estados Unidos. Encima, esa crisis es solo la última en una cascada de situaciones que ha copado la atención del Gobierno de Obama en los últimos meses, y que han ido desde el escándalo del espionaje de la NSA hasta el preacuerdo nuclear con Irán, al que el presidente da la máxima prioridad ya que cree que puede acabar siendo su gran legado en política exterior junto con el final de la involucración estadounidense en Irak y Afganistán.

Por si eso no bastara para poner nerviosos a sus aliados asiáticos, Obama ha vuelto a mostrar su característica indecisión en su gestión de los asuntos del Pacífico.

EEUU ha sido incapaz de contener a China en la disputa de ese país con Japón por las islas Senkakku, donde Pekín ha ampliado de forma unilateral su espacio aéreo para reafirmar su soberanía sobre gran parte del Mar del Sur de China. Y tampoco ha conseguido que Japón y Corea del Sur mejoren de forma significativa sus relaciones.

Primera visita a Malasia desde 1966

El presidente de EEUU va a visitar ambos países, además de Filipinas y Malasia. En este último país, ésta va a ser la primera visita de un jefe de Estado de EEUU desde 1966. No es el único aspecto simbólico de la visita, ya que Obama está hoy en Japón, un país que n había recibido a un presidente estadounidense desde 1996. Igualmente significativo es que China no ha sido incluida en el itinerario.

Súmese a ello que el tratado de libre comercio transpacífico, que Obama quería que se convirtiera en el centro de su estrategia en la región, está prácticamente paralizado, y el archifamoso ‘pivot’ hacia Asia corre peligro de acabar convirtiéndose en algo tan efectivo como el ‘reset’ de las relaciones con Rusia lanzado en 2009 por Hillary Clinton.

Por si eso no bastara, el aspecto público de la gira se ha visto amenazado por dos trágicos accidentes en la región: un ferry hundido en Corea del Sur y un avión desaparecido en algún sitio del Océano Índico. Precisamente la ayuda humanitaria es una de las bazas Estados Unidos en Asia, sobre todo si se la compara con la tacañería que China ha exhibido en el caso del tifón que arrasó Filipinas en 2013 y de la dureza con la que ese país ha criticado a Malasia en el caso del Boeing 777 desaparecido hace un mes.

El resultado es que la gira, destinada a marcar la importancia de Asia para Washington, corre el peligro de ser todo lo contrario, y acabar cayendo en la irrelevancia. Por de pronto, ése parece el resultado de las dos primeras jornadas del viaje, marcadas por un encuentro entre Obama y el primer ministro japonés, Shinto Abe, del que salieron buenas palabras pero ni una sola medida concreta.

En Washington muchos diplomáticos temen que ése sea el tono de un viaje en el que la actualidad internacional estará, previsiblemente, por el conflicto de Ucrania, que parece retomado de la Guerra Fría. Vladimir Putin es el último personaje que se ha empeñado en hacer el ‘giro’ de Obama mucho más complicado de lo que el presidente y su equipo esperaban.

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