Si las elecciones fueran hoy Hillary Clinton ganaría la presidencia de Estados Unidos. Solo que como en política no valen las suposiciones, ni las elecciones son hoy, ni lo que es válido hoy lo será mañana, puede suceder que en lugar de Hillary, se atraviese un Bush, familia inquilina de la Casa Blanca durante 12 años.
A pesar de su republicanismo los Estados Unidos tienen un código no escrito de derechos políticos sucesorios. Es una república con reminiscencias monárquicas. La llamada ruling class, comparte lazos entre si, no necesariamente por genealogía sino por gustos, modales y estilos de vida aristocrática. Se trata de una élite. En el siglo XIX John Adams fue el segundo presidente y su hijo John Quincy Adams el sexto. En el siglo XX la familia Roosevelt, con Teodoro y su sobrino Franklin. Después siguieron los Kennedy con la dinastía más visible: John, Robert, Edward hijos de Joseph, así como sus descendientes conformaron una saga rodeada de glamour, carisma y también tragedia.
Los Clinton, también fabulosos, no solamente son influyentes en su país, sino referentes en la vida política y cultural del mundo (Bill Clinton amigo de Carlos Fuentes y de García Márquez, hizo un elogio notable del admirado colombiano/mexicano que renació con su fallecimiento).
Los Bush conforman una de las dinastías de Estados Unidos. Cuando George W. decidió dejar la mansión del gobernador en Austin y buscar la presidencia, el favorito entonces era Jeb, gobernador de la Florida. Se quedó en la raya ante el empuje de George, para algunos la oveja negra de la familia. Ahora doce años después, Jeb se menciona ya como el más viable candidato del Partido Republicano, todavía lejos de Hillary en las encuestas, pero ante la desolación republicana el tercer Bush está vivo y viable. Tanto así que el influyente senador republicano texano Ted Cruz, otro aspirante, se considera como un gran fanático de Bush “líder en muchas cuestiones”. A Jeb lo sigue también Christie, el carismático gobernador de Nueva Jersey, también aspirante. Los Bush pesan, no en vano dirigieron el país doce años.
El padre George H. W. era ya un millonario petrolero a los cuarenta años (socio del malogrado Jorge Díaz Serrano), presidente número 41, sin poder reelegirse, dejó el cargo a Bill Clinton (42) para después de ocho años entregar la estafeta presidencial a otro George W. Bush (43). De manera que los fabulosos Bush tienen en el cuadro familiar a un director de la CIA, un vicepresidente, dos presidentes, dos gobernadores, un dueño de un equipo de baseball de Grandes Ligas (los Texas Rangers). La notable influencia de los Bush entre los republicanos podría ser un factor decisivo para ver una contienda electoral de dos familias más encumbradas: Clinton vs Bush.
Los Bush son los más cercanos a México, tanto por la proximidad texana como por el hecho de que Jeb está casado con Columba, mexicana de León, Guanajuato, hija de trabajadores migrantes. Sus hijos tienen la doble nacionalidad por lo que algunos mexicanos forman parte de los fabulosos Bush. Además en su agenda política han estado a favor de los migrantes, particularmente los mexicanos, los que podrían decidir la próxima elección.
En México también tenemos república, aunque las sagas no han prendido de igual manera. Salvo los Cárdenas (Dámaso, Lázaro, Cuauhtémoc y Lázaro) y los Alemán no hay más que menores cacicazgos locales: los Santos en San Luis Potosí, los Figueroa en Guerrero, o los Moreira en Coahuila. No obstante, se gestaría otra de ganar los calderonistas la presidencia del PAN. Margarita Zavala de Calderón, vecina de estas páginas, podría ser la candidata para 2018 y entonces sí podría surgir una nueva saga: la de los no tan fabulosos Calderón.
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