Los Castro, una creación de Washington
La mayoría de los estadounidenses apoya un cambio en la política exterior respecto a Cuba
Existe una gran distancia entre quienes creen que la libertad es un fin y quienes sabemos que es el camino eficiente para la realización del hombre. A los primeros, para conseguir su objetivo, en el camino no les importa violar la libertad y, semejante incoherencia, conduce a empeorar la situación. Cuando la realidad es que solo transitando por la libertad (como ausencia de coacción violenta) y su correlato la paz se realiza la plena vocación de la persona, superando el temor que supone transitar hacia el desconocido futuro.
Con el fin de “terminar con las tiranías”, los Aliados lanzaron la Segunda Guerra Mundial y, luego de cercenar libertades en sus países y enormes pérdidas materiales y humanas, lograron consolidar a la URSS, la tiranía estalinista, que terminó cayendo sin guerras, pacíficamente. El camino debió ser la libertad y la paz: sin la Segunda Guerra Mundial, Hitler hubiera caído por propio peso, provocando menos daño y más rápido que la poderosa Unión Soviética. No consolidada la URSS, difícilmente la tiranía castrista hubiera crecido. Pero Washington, además, con la invasión de Bahía de Cochinos y Guantánamo, dio a los Castro la excusa para militarizar la isla. Y el Gobierno de EEUU continuó e impuso sanciones a Cuba, violando las libertades de sus ciudadanos y fortaleciendo el encierro en la isla cárcel.
Ahora, más de 40 personalidades dirigieron una carta a Obama pidiendo que se atenúe el embargo impuesto a Cuba desde hace más de 50 años. En un inédito consenso, exaltos políticos y militares, demócratas y republicanos, y destacados empresarios piden que apruebe unilateralmente, evitando de momento el engorroso trámite en el Congreso, nuevas medidas ejecutivas de apoyo a los emprendedores y la sociedad civil en la isla, con las que ganen “mayor libertad” para poder ser “catalizadores de un cambio significativo” en Cuba. Obama tiene una oportunidad sin precedentes, dado que la mayoría de los estadounidenses apoya un cambio, según una reciente encuesta.
También es interesante la posición de Andrés Oppenheimer respecto a la previsión del Presidente colombiano, quien asegura que si sus negociaciones de paz con las FARC tienen éxito, Colombia (que ya superó a la Argentina como tercera economía latinoamericana) crecerá a más del 7% anual. Oppenheimer duda. Definitivamente es cierto que la paz y la libertad potencian enormemente el crecimiento, pero muchos inversores están más preocupados por problemas regulatorios (surgidos precisamente de la coacción estatal) y, además, un acuerdo con la cúpula de las FARC no necesariamente traerá la paz, porque muchos guerrilleros encontrarán más rentable seguir en el tráfico ilegal, ilegalizado por la coacción estatal.
Para terminar, destaquemos el viaje del Papa a Tierra Santa. Lleva a un rabino y a un profesor musulmán, de Buenos Aires, y para el Gobierno israelí, es “un verdadero amigo del pueblo judío”, y me consta que es verdad, pero aún así visita una de las zonas más conflictivas donde, en 2013 se produjeron 22 ataques vandálicos a lugares cristianos perpetrados por ultra ortodoxos. Pero Francisco se moverá como lo hizo por Lampedusa, Río de Janeiro y cada miércoles por la plaza de San Pedro. En un coche descubierto, sin más protección que su propia cercanía. Y, definitivamente, no es suicida, sino que sabe que la paz y la cercanía son una mejor protección que los guardias armados, que pueden ser contraproducentes.
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