Hillary’s Memoirs

Edited by Tess Chadwick 

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Más que mirar al pasado, el libro de la ex senadora Clinton es una palanca para proyectarse como futura candidata a la Presidencia

Los angloparlantes utilizan la expresión una mosca en la pared —que en español sería un agujerito en la pared— para referirse a la posibilidad de acceder a un lugar o conversación secretos sin ser descubierto. Con este ánimo fue recibido el anuncio de la publicación de un libro de memorias por parte de la que fue secretaria de Estado, senadora y primera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton.

Las visitas a 112 países, amén de múltiples encuentros con los principales líderes mundiales —entre 2009 y 2013 dirigió la diplomacia estadounidense—, las seguras confidencias con el presidente de Estados Unidos y la necesidad de tomar decisiones en minutos sobre cuestiones cruciales, hacían de esta publicación un bocado exquisito para quienes quieren conocer el pasado, o simplemente desean asomarse, como una mosca en la pared, a los entresijos del poder.

La lectura de las 600 páginas de Decisiones difíciles conduce a una cierta decepción porque en ellas Clinton revela información con cuentagotas. Un comentario por aquí, una impresión por allá… Y relata una sucesión de visitas al extranjero que hacen recordar el adagio del turista agobiado por el apretado programa: “Si hoy es viernes, estamos en París”.

Porque la autora —debemos creer que en medio de su frenética actividad viajera y negociadora sacó tiempo para tomar notas personales— no tiene ninguna intención de mirar hacia el pasado, sino que encara el futuro. Y uno muy concreto: el primer lunes después del primer martes de noviembre de 2016, cuando los estadounidenses elijan a la persona que sustituya a Barack Obama en la Casa Blanca.

Hillary Clinton todavía no ha anunciado su candidatura, pero es tal el secreto a voces que casi sería más noticioso que renunciara a confirmar su entrada en la carrera presidencial.

Hillary Clinton siempre ha sido una mujer que ha roto las previsiones. Logró desembarazarse de la imagen de primera dama engañada por el hombre más poderoso del planeta para ser una activa senadora y plantar batalla a Obama por la presidencia en 2008. No quiso ser una mosca en la pared, sino la voz cantante en la la toma de decisiones. Sus memorias son una declaración de intenciones, una auténtica entrada temprana en campaña electoral.

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