Cuando aún persiste el estupor mundial por la tragedia, el presidente estadounidense Barack Obama golpeó a Rusia al apuntar a los separatistas del este ucraniano por el disparo misilístico que derribó al Boeing 777 de Malaysia Airlines con 298 personas a bordo. Reciben asistencia de Moscú, denunció.
Utilizando información de sus servicios de Inteligencia, el mandatario afirmó que “la evidencia indica que el avión fue derribado por un misil tierra-aire lanzado desde un área en Ucrania controlada por separatistas ”. En ese sentido, denunció que “estos separatistas han recibido un flujo continúo de suministros de Rusia”, incluyendo “armas, entrenamiento, armas pesadas y armas antiaéreas”.
La tragedia, sostuvo, es un “llamado de atención” para Europa ante su reticencia a imponer sanciones más estrictas sobre Moscú por su papel en Ucrania.
Pese a sostener que los rebeldes no podrían haber derribado un avión a 10.000 metros de altura sin entrenamiento y armas rusas, Obama llamó a su homólogo ruso Vladimir Putin a usar su influencia sobre los separatistas para que acaten un alto el fuego. “Queremos que Rusia tome el camino que lleva a la paz en Ucrania, pero hasta ahora al menos, Rusia no ha tomado ese camino”, dijo. Ayer Putin, sin embargo, llamó al cese de hostilidades y dio un fuerte apoyo al gobierno ucraniano para que construya “una paz duradera”. (Ver Pgna. 40).
El presidente de EE.UU. destacó que las víctimas del avión no tenían ninguna relación con el conflicto y que “sus muertes son un ultraje de incalificables proporciones”. “Nadie puede negar la verdad revelada por las horrorosas imágenes que todos vimos, y los ojos del mundo están en el este de Ucrania; nos aseguraremos de que la verdad salga a luz”, afirmó.
Momentos antes del discurso de Obama, durante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, la embajadora estadounidense, Samanta Power, también culpó a los rebeldes. La diplomática señaló que el jueves por la mañana “se habían localizado a separatistas” en posesión de este tipo de sistema de defensa antiaéreo, cerca del lugar donde cayó el avión malayo. “Dada la complejidad del sistema (Buk SA-11), es poco probable que los separatistas puedan servirse de él de forma eficaz sin personal calificado”, argumentó. Pera luego rematar: “No podemos excluir la posibilidad de una ayuda técnica por parte del personal ruso ”.
El siniestro del avión, que el jueves pasado partió de Amsterdam a Kuala Lumpur, se produjo sobre el este de Ucrania, donde los separatistas pro rusos y las fuerzas regulares del Ejército de Kiev libran combates desde hace más de tres meses. En el área ya habían sido derribados varios aviones militares.
En el Boeing 777 viajaban 189 holandeses, 44 malayos, 27 australianos, 12 indonesios, 9 británicos, 4 alemanes, 4 belgas, 3 filipinos, un canadiense, un estadounidenses y un neozelandés. Aún falta que se confirme la nacionalidad de algunas víctimas.
Según los expertos, el avión comercial fue derribado por un misil del sistema Buk, de fabricación rusa. Sólo cuentan con este tipo de lanzaderas Rusia y Ucrania. Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso rechazó rotundamente haber brindado ese tipo de armas a los separatistas.
Los medios estatales rusos y los propios rebeldes habían informado el mes pasado que los separatistas incautaron esas misileras en la toma de una base del Ejército ucraniano. Pero el Ministerio de Defensa ucraniano repuso que los proyectiles habían sido sacados de allí a tiempo. También los rebeldes niegan ahora contar con ese armamento. “No nos incautamos de ningún sistema de misiles Buk”, dijo ayer el separatista Andrei Purgin, líder de la autoproclamada República Popular de Donetsk.
Ayer llegó al lugar de la tragedia una misión de investigadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) con el objetivo de inspeccionar el lugar. Sin embargo, los separatistas obstaculizaron esa expedición. “ No tuvieron la libertad de movimiento que necesitaban ”, denunció el embajador suizo Thomas Greminger, quien ejerce la presidencia temporaria de la OSCE. Explicó que los observadores tratarán hoy de acceder nuevamente al área. Interpol anunció el envío de expertos para ayudar en la identificación de las víctimas y Washington prometió el envío de investigadores del FBI y de la oficina nacional para la seguridad en el transporte (NTSB).
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