Taking a United Stand Before Joe Biden

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Tan pronto se anunció la visita del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, a Guatemala comenzó a especularse acerca de la razón de fondo del inesperado suceso que, entre otras cosas, convocó al presidente de El Salvador y representantes de Honduras y México, para dialogar junto a su colega guatemalteco con el alto emisario de Washington.

Es interesante observar que la visita se haya efectuado a Guatemala y no a El Salvador o Costa Rica, como tradicionalmente ha ocurrido, lo cual es clara señal de que Guatemala viene reposicionándose sólidamente en la capital estadounidense.

Varios aspectos sobresalen en el tema de los niños migrantes no acompañados. Por un lado y gracias a la intervención del embajador guatemalteco, la prensa de Washington se enteró del esfuerzo que desde hace dos años hace la primera dama, Rosa Leal de Pérez, por atender este asunto. El año pasado presentó una estrategia para manejar el problema, en la conferencia regional de migración. Luego inauguró dos albergues para niños retornados, uno en la capital y otro en Quetzaltenango.

En abril ayudó a crear la Comisión Nacional para la Atención de los Adolescentes y Niños Migrantes y también a través de la fundación estadounidense KIND. También ha gestionado asistencia legal gratuita para los menores que logran cruzar la frontera de Estados Unidos. Todas estas acciones han colocado a Guatemala a la vanguardia de la atención del problema.

Nos duele a todos saber que niños de los países del trifinio se pongan en riesgo al cruzar sin compañía de familiares el trayecto de sus países a través de México y la inhóspita frontera sur de Estados Unidos. No es solo el incremento de menores viajando solos hacia el norte lo que ahora nos sacude, sino el agotamiento de la esperanza de un futuro mejor en nuestras tierras.

Buscar alguna solución a esa aflicción debe ser el tema principal que se trate con el vicepresidente Biden. Los mandatarios de los países del trifinio deben poner sobre la mesa el hecho de que, debido a la enorme demanda de drogas en EE. UU., un mayor número de narcotraficantes transitan por el istmo centroamericano, obligando a sus gobiernos a invertir más en seguridad que en desarrollo.

Ha quedado claro que uno de los factores que impulsa a estos niños a migrar es la falta de oportunidades. Los jóvenes que desean integrarse al mercado laboral no encuentran trabajo y es aquí en donde Estados Unidos puede hacer la diferencia. Si le representa un enorme problema, tiene la solución en las manos: inversión de empresas estadounidenses en el trifinio y más cooperación bilateral en temas sociales es algo que contribuiría a cambiar drásticamente la situación.

Si tal y como se ha informado a la prensa, el vicepresidente Biden viene a tratar el asunto desde la perspectiva migratoria y humanitaria, el problema no disminuirá. Solo podrá resolverse abordando con seriedad el tema del desarrollo sostenible. Ojalá y los presidentes de Guatemala, El Salvador y los delegados de otros países así se lo hagan ver al vicemandatario estadounidense.

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