Edited by Brent Landon
Los republicanos usan la crisis de los menores indocumentados para atacar a Obama, para enterrar la reforma migratoria y para unir a sus bases en año electoral shame on them, vergüenza para quienes se vanaglorian de ser los defensores del american way of life sin duda basado en el melting pot. Y, ¿de los derechos humanos de los menores indocumentados, qué dicen los republicanos? Los demócratas se mantienen a la defensiva y afirman que tras el receso electoral que termina el 8 de julio, quedan sólo 16 días de trabajo legislativo para iniciar el receso de agosto. Así las cosas, no habrá salida a la crisis humanitaria de los menores indocumentados, ni reforma migratoria. Por tanto, el presidente Obama tendrá que actuar por su cuenta, con medidas unilaterales para aliviar la crisis migratoria, se supondría que en primer lugar, la humanitaria, de los menores indocumentados, advierten legisladores demócratas.
La salida podría estar en el Congreso, pero no lo está porque la política importa mucho más que las tragedias humanas a los republicanos obstruccionistas de cualquier reforma migratoria. Por ahora, nada contribuye a aliviar la situación por la que atraviesan decenas de miles de niños indocumentados, hacinados en “albergues” que son en realidad verdaderos centros de detención, para agilizar su deportación. Cifras, argumentos políticos van y vienen, pero la narrativa en Washington, en Honduras, El Salvador, Guatemala y México está dominada por la imágenes de menores apiñados en el suelo donde duermen (o lo intentan) en centros de detención llamados albergues. El otro lado de la narrativa en Washington es la tardía respuesta de Obama frente a la mayor tragedia humanitaria que viene desde Centroamérica, que cruza la frontera con México y que estalla en suelo estadounidense.
La cuestión central para Estados Unidos es cómo parar el flujo de menores indocumentados, que pensaron que cruzando la frontera estarían a salvo. En los llamados albergues, ¡hay que ver sus caritas!… Los menores esperan juicios migratorios, que se resolverán caso por caso. Al Departamento de Seguridad Nacional lo obliga una ley que prohíbe deportar a niños inmigrantes justo después de su llegada a Estados Unidos si su país de origen no comparte frontera con dicha nación, de ser esa la interpretación correcta, los únicos que podrían ser deportados inmediata y casi automáticamente serían los niños provenientes de México. Para el resto, los juicios migratorios.
Los motivos de los menores para arrostrar todos los peligros del trayecto de Guatemala, Honduras, El Salvador o México hacia EU, son la esperanza de una vida mejor, de reunirse con sus padres en Estados Unidos, escapar de la pobreza y de necesidades básicas insatisfechas, el desempleo y huir de la violencia de pandillas que los asedian… En situaciones tan frágiles, ¿qué sucede cuando escuchan rumores de que los menores no serán deportados y que una vez cruzando la frontera encontrarán oportunidades? Hay voces interesadas que alientan la migración de menores cuya vulnerabilidad es evidente, como traficantes de personas, narcos que requieren mano de obra barata, traficantes de órganos para trasplantes… la lista del horror es interminable.
Y los menores están expuestos a infinidad de amenazas. Primero tienen que cruzar México para llegar a la frontera y arrostrar infinidad de peligros (el menor son detenciones de autoridades migratorias), pero están los traficantes de personas, las bandas delincuenciales, el narcotráfico… Tras llegar a suelo estadounidense tienen que enfrentar persecuciones y detenciones, asedio de bandas delincuenciales y de narcotraficantes que ven en ellos mano de obra barata.
Hay muchas incógnitas sin resolver. Por ejemplo, los menores indocumentados centroamericanos ¿serán enviados a sus países de origen o sólo dejados al otro lado de la línea divisoria con México? Esto, no parece factible porque lo que sucedería sería que esperarían otra oportunidad para cruzar.
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