More Sanctions on Russia? Dangerous!

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La Unión Europea y Washington anunciaron que impondrían más sanciones al gobierno de Vladimir Putin. Estas afectarán las transacciones de bancos rusos; habrá una especie de embargo a ciertos rubros y a empresas petroleras; congelarán las cuentas de grandes empresas; y denegarán visado a allegados al régimen moscovita para entrar a Europa y a EE.UU.

Todo ello causará mayor tensión internacional.

Esto responde al descrédito en el que ha caído en Occidente el presidente Putin, al mantener apoyo militar y logístico a los rebeldes rusos en el este de Ucrania; y al supuesto aprovisionamiento de armas a esos rebeldes. Se sospecha que con un cohete ruso fue derribado el avión de Malaysian Airlines, en el que murieron 298 personas inocentes.

Y aunque Putin los haya provisto, no lo hace a él culpable del derribamiento del avión. Todavía no hay pruebas contundentes. ¿Y si en Occidente estamos equivocados y Estados Unidos y la Unión Europea simplemente están aprovechando para presionar a Putin?

Si Rusia resulta inculpada, los Urales serán el nuevo muro de Berlín.

Aunque pueden suceder otras cosas: 1) una reversión de la política rusa en Ucrania; 2) un arreglo entre los nacionalistas rusos en Crimea y el gobierno de Petro Poroshenko; 3) una retirada táctica de los nacionalistas; 4) más alzamientos y desestabilización en Ucrania.

En política siempre hay escenarios inauditos.

Pero, creo que las medidas de Occidente, aunque comprensibles, pueden resultar muy provocadoras.

Habrá quienes digan que Washington y Bruselas deberían ser más duros con Putin. O que más bien, las medidas deberían ser militares. Pero un camino intermedio y más sensato sería transar con Putin y buscar algún arreglo.

Y aunque creamos que la verdad nos da el derecho de hacer justicia, lo cierto es que esta también puede volvernos impulsivos o imprudentes al esgrimirla como un sable. La verdad es un argumento, no un arma. Ello puede hacer reaccionar violentamente a los que se sienten amenazados.

Después de todo, los estrategas de Washington y de la Unión Europea saben que Rusia no es un cachorro de zoológico.

Adicionalmente, no hay que olvidar que aunque Putin luzca glacial o haya sido condescendiente con muchos de la agenda occidental, no implica que sea tonto. Muy al contrario, no es posible que haya llegado a donde está (después de una carrera en la KGB) desconociendo el lugar en la historia que podría ocupar, si pone a Rusia en un pedestal histórico-político.

Y como líder de una hiperpotencia, no puede desistir de agitar el eslavismo o arengar los sentimientos nacionalistas de gloria y grandeza rusos.

Paralelamente, en puntos Beijing deben estar complacidos pensando que cualquier fricción entre dos potencias rivales, lo único que les podrá dejar es la certeza que, al final de cualquier refriega, China se enfrentará solamente a un rival bastante maltrecho.

¿Está pasando la humanidad por una crisis de codicia, de intolerancia y de soberbia? En Asia, África y el Este Europeo hay ya suficientes conflictos para intuir que en cualquier momento habrá una conflagración a mayor escala, por esos impulsos del orgullo, de la vanidad racial o de la arrogancia cultural.

Si echamos un vistazo a los primeros años del siglo pasado, cuando se comenzaba a esbozar la Primera Guerra Mundial, veremos eventos parecidos a los que se están dando en este siglo: 1) empezaban a agrietarse algunos imperios (el turco, el austro-húngaro); 2) la Europa del Este caldeaba con conflictos en Bulgaria, Rumania, Serbia, Montenegro, Creta; en Kiev, en 1911 habían matado al jefe ruso de ministros Stolipyn; 3) la revolución industrial propició mayor búsqueda de materias primas en países pobres; Inglaterra construía instituciones duales en sus colonias asiáticas y africanas; el imperio japonés se asentaba malquisto en China, Corea, Filipinas; Estados Unidos se ufanaba de sus rascacielos, industrias y cañones amenazantes en el Caribe. No había un organismo global; no existía todavía la Liga de las Naciones. Y hoy, estando la ONU, se le ve como un foro anodino, sin facultades para frenar a poderosos o terroristas.

Se ha dicho que la historia es lineal o cíclica. ¿Podría ser zigzagueante o retrógrada?

¿Por qué erigir liderazgos para buscar honores de guerreros, si rinden más frutos los ejemplos pacifistas?

¿Por qué seguir creyendo que desde este lado del mundo somos capaces de doblegar a cualquiera, desconociendo la sabiduría o antigüedad de los adversarios?

Sería un grave error creer que impondremos siempre nuestra razón. O que los adversarios no son capaces de escabullirse de las instituciones y juicios occidentales, por muy civilizados que aún luzcan.

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