Without a Strategy?

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El mundo es complicado. Crisis, crisis, crisis por doquier. Por temas políticos, ideológicos, religiosos, económicos, sucesorios… la lista es larga. Y en cada crisis el mundo voltea a ver a Estados Unidos para saber qué va hacer la gran potencia para resolverla.

En este contexto y ante la radicalización del extremismo musulmán en la zona del este de Irak y la frontera con Siria a manos del Estado Islámico (ISIS), Barack Obama salió a fines de la semana pasada a dar una conferencia de prensa en la que declaró que su gobierno, que EU, no tiene una estrategia todavía para responder a esta crisis. (Esa parte del discurso se puede ver aquí:http://www.washingtonpost.com/blogs/the-fix/wp/2014/08/29/why-obamas-we-…)

La declaración ha generado un maremágnum para Obama. Rechazo hacia un presidente que de por sí era visto como débil, dubitativo y laxo de estrategias ante los problemas mundiales y que ahora, con estas declaraciones, confirma la visión de sus críticos.

Que haga algo Obama, es la petición de muchos estadunidenses y analistas de la política.

Me parece que el hecho de que constantemente estén acusando a Obama de no hacer nada refleja justamente lo opuesto de lo que critican sus detractores: que hay firmeza.

Simplemente la firmeza está más enfocada en la estrategia de ser más deliberativo y restrictivo que de actuar rápido y fuerte ante las crisis internacionales.

La crisis actual del Estado Islámico se generó por la incursión de EU en Irak para tratar de descargar el orgullo herido por los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Sin la mano dura de Saddam Hussein en Irak, el país está dividido por sectarios. Son musulmanes matando a otros musulmanes.

Y la probabilidad de un nuevo ataque terrorista a Occidente se ha incrementado, justamente por las tácticas, estrategias y belicosidad del ISIS que comanda Abu Bakr al-Baghdadi.

Pretender que EU pueda resolver solo la crisis en esa zona es pecar de ignorancia. Para hacerlo, uno de los primeros interlocutores con quien EU tiene que sentarse es, nada más y nada menos que Bashar al-Assad, el presidente/dictador sirio.

Bashar al-Assad era, hasta ayer, el enemigo número uno a vencer en la arena internacional. Hoy es una víctima más de la estrategia de Al-Baghdadi de crear un “califato” en la frontera de su país con Irak.

EU y Occidente tienen que armar una estrategia hacia esa región que incluya conocer la visión de otros actores: Qatar, Egipto, Líbano. Actores que no son siempre fáciles de leer ni confiables.

Quizás por ello es mejor tener un poco de cabeza fría, de deliberación, antes de querer que Obama envíe tropas ya, ya, ya a enfrentar los problemas que aquejan actualmente a la comunidad internacional.

Ya quedó claro que las prisas de George W. Bush por demostrar la fortaleza estadunidense no generaron un mundo más seguro.

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