The Broad Front’s Sensible Turnaround

<--

Giro realista del Frente Amplio

Vázquez, Mujica y los Estados Unidos. Una relación cordial

La actitud del Frente Amplio hacia Estados Unidos ha tenido un vuelco saludable desde el fiasco de hace ocho años, cuando el entonces presidente Tabaré Vázquez primero aceptó y luego rechazó el tratado de libre comercio que nos ofrecía esa nación. Algunos sectores de la alianza de izquierda todavía cargan con la mentalidad de guerra fría, época en que la militancia ideológica incluía, como un deber, demonizar a Washington en todos los campos. Pero los dirigentes principales reconocen y aceptan desde hace tiempo la conveniencia, y hasta la necesidad, de mantener con esa potencia las más estrechas relaciones posibles.

Los resultados de este cambio de actitud se han confirmado con la orden del vicepresidente Joseph Biden a sus asistentes, por instrucción de su jefe el presidente Barack Obama, de acelerar medidas prácticas de acercamiento con Uruguay. Esta política, a la cual han contribuido en gran medida los buenos oficios de la embajadora Julissa Reynoso y su cordial relación con el gobierno frenteamplista, tomó vuelo después de una conversación telefónica de Biden con el presidente José Mujica en agosto. The New York Times aseguró que la llamada de Biden fue para presionar a Mujica para que apresurara la venida a Uruguay de los seis presos de Guantánamo que nuestro gobierno ha aceptado recibir. La versión del diario fue negada por la oficina de Biden, por la embajadora Reynoso y por el propio Mujica. El presidente afirmó categóricamente que la fecha de venida de los presos es una decisión que tomará cuando lo considere pertinente, sin intervención de nadie más. Corresponde recordar que, cuando el gobierno informó sobre los presos, Mujica aclaró que el acuerdo no sería gratis para Estados Unidos porque le pasaría “la boleta” a Obama.

Es secundario si los anuncios de Biden de mayor asistencia a Uruguay forman o no parte de la boleta presidencial. Lo primordial es la concreción del giro político del Frente Amplio hacia Estados Unidos, país que desde mucho antes del tema de los presos ha dado señales de respaldo a nuestro país, independientemente de que la izquierda lo gobierne desde hace casi una década. Primero fue el tratado de libre comercio ofrecido por el entonces presidente George Bush en 2006. Vázquez y los demás dirigentes más sensatos del Frente Amplio lo aceptaron, pero se dio marcha atrás ante la presión combinada de los sectores conservadores de esa fuerza y de los socios mayores del Mercosur. El propio Vázquez reveló hace algún tiempo que hasta le había pedido ayuda a Bush cuando la hostilidad kirchnerista le hizo temer una intervención directa de Argentina en nuestro país.

La reunión de Mujica con Obama en mayo le dio renovado impulso al acercamiento con Washington, reflejado ahora en la revelación de que Biden timonea ampliar las exportaciones uruguayas a ese mercado, eliminar la exigencia de visa para entrar a Estados Unidos, intensificar las becas para que uruguayos viajen a estudiar y otras medidas a favor de nuestro país. El más elemental realismo exige estrechar relaciones con una democracia que no solo es la primera potencia del mundo, sino también su mayor mercado comercial. La aceptación de la mayoría frenteamplista de esta obvia ventaja finalmente extiende a todo nuestro sistema partidario una posición que debe ser política constante de Estado y no un oscilante jugueteo ideológico inducido por quienes viven en el siglo pasado.

About this publication