Latinoamericanos en EE.UU.
Históricamente, emigrar ha sido un acto absolutamente normal del ser humano. Abandonar el lugar donde uno nació y mudarse para otro, siempre ha sido algo que la raza humana ha hecho en busca de nuevas formas de vida, mejores oportunidades y mayor prosperidad. Nadie emigra para vivir peor.
Los africanos llegan por miles a Europa. Venezuela está saturada de colombianos, Costa Rica de nicaragüenses, México de centroamericanos y Estados Unidos de latinoamericanos. El cruce del Mediterráneo por africanos anualmente lleva a grandes tragedias con numerosas pérdidas de vida, la mayor parte de las cuales son desconocidas por la gran prensa internacional. Lo mismo sucede en el Río Grande: las muertes de los que tratan de cruzarlo apenas se dan a conocer.
Estados Unidos, que es un país que se formó debido a la llegada de emigrantes de diferentes lugares, sigue siendo un imán que atrae a personas de todos los rincones de la Tierra. Vienen en busca del famoso sueño americano que en no pocos casos se convierte en la pesadilla americana. Aquí hay de todo, como en botica. Algunos triunfan económicamente, otros no. En realidad, y como dice la frase, no todo lo que brilla es oro. Es verdad que existen muchas oportunidades para mejorar el estándar de vida de quienes arriban a estas tierras, pero también es verdad que ese mejoramiento, en la mayor parte de los casos, viene acompañado de un deterioro de la vida familiar.
Veamos unos cuantos datos sobre los latinoamericanos que residen en Estados Unidos:
Se cuentan por millones los mexicanos que residen legal o ilegalmente en este país —eso, sin contar los que son descendientes de ellos. Según el censo realizado en el 2012, entre ambos son 34 millones que representan el 10,9 por ciento de la población de este país, sin contar los casi siete millones que viven indocumentados. Componen el 64,3 por ciento de los latinos de esta nación.
En el 2010, había 1 650 000 salvadoreños viviendo en diferentes estados de la Unión. Se calcula que hoy sean alrededor de dos millones y, por lo tanto, ocuparían el número tres entre los latinos que viven aquí, después de los mexicanos y los puertorriqueños, y sobrepasarían en número a los cubanos emigrados.
Hay más puertorriqueños en EE.UU. que los que viven en la isla. Increíble, pero es cierto. Allá en Puerto Rico gozan de una gran cantidad de beneficios que le otorga el Gobierno colonial de Washington y, sin embargo, abandonan la isla.
A pesar de ser un paso bastante agitado y peligroso, el Estrecho de la Mona —que divide a Puerto Rico de República Dominicana— es atravesado cada año por miles y miles de dominicanos que usan a Puerto Rico como trampolín para llegar a Nueva York. Se calcula que en 2010 vivían en Estados Unidos un millón y medio de dominicanos, catalogados numéricamente como el quinto grupo de latinos en este país.
Mucho más de un millón de guatemaltecos han emigrado a EE.UU. en busca de mejores oportunidades. Después de los salvadoreños, son el grupo más numeroso de todos los centroamericanos.
No hay que seguir contando a nicaragüenses, colombianos, peruanos, etc., que abandonaron sus países y llegaron a las costas norteamericanas. Lo que sí hay que precisar es que en las naciones de donde proceden todos esos emigrantes existe la tan cacareada democracia representativa: hay pluripartidismo, economía de mercado, elecciones «democráticas» cada cuatro o cinco años, etc. También hay que subrayar que ninguna de esas comunidades son llamadas «exilio», ni esos ciudadanos son llamados exiliados o refugiados políticos.
Si en esos países existen todas esas cosas que los enemigos de Cuba afirman que nuestro país necesita para evitar la emigración «masiva» de cubanos, hay que preguntarse por qué esas personas han emigrado. La respuesta está al principio de este comentario: emigran porque buscan mejores oportunidades, igualito que los cubanos que emigran. Pero con una diferencia: ninguno de esos países se ha tenido que enfrentar con una política criminal y de bloqueo por parte de la mayor economía del continente y, además, ninguno de esos emigrantes son recibidos con los brazos abiertos como ocurre con los cubanos, los cuales gozan de una política especial migratoria que les permite quedarse legalmente una vez que tocan tierra en este país.
Que les pongan a todos esos países una Ley de Ajuste y veremos cómo las cifras que antes mencioné se cuadriplicarían, dejando a los cubanos en el último lugar de los latinos de Estados Unidos. Si vamos a ver las cosas tal y como son, con todas las facilidades que les dan, pocos son los cubanos que emigran en comparación con el resto de América Latina.
Por supuesto, la gran prensa occidental conoce esa realidad y, por supuesto que tampoco le interesa publicarla.
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