Political Ebola

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Ébola político

Las imágenes por la mañana eran realmente preocupantes. Un hospital evacuado, familiares transportando a sus seres queridos a otros centros de atención y nosotros los periodistas preguntándole a los que salían del hospital, que a duras penas se cubrían la cara con un tapabocas, qué había pasado en el lugar.

La escena se registró la semana pasada en un hospital de Cali, que por medida extrema de precaución fue evacuado bajo la sospecha de haber recibido a un paciente con ébola. De inmediato las redes sociales y los medios se inundaron de mensajes de alerta y pánico generalizado.

Afortunadamente el supuesto afectado simplemente tenía un cuadro gastrointestinal, porque de otra manera hubiéramos entrado en un estado de hiperventilación nacional mucho más grave que la misma contención de una epidemia que, según los expertos, difícilmente tendrá en América los mismos efectos que tiene actualmente en Guinea, Liberia y Sierra Leona.

Es verdad que esta es una de las epidemias más mortíferas en la historia, pero también es cierto que aparte de un manojo de casos en EE.UU. y España no ha pasado nada más. De hecho, solo se ha registrado la muerte de una persona de un total de ocho pacientes infectados y tratados en la unión americana. No estoy tratando de minimizar el asunto, más de 4.500 personas han muerto en África, pero también es un hecho que la mayoría de las muertes se han dado en un escenario de extrema pobreza y muy lejos de la medicina moderna.

Esta epidemia representa varios retos: uno, aprovechar la coyuntura para ayudar a una parte del planeta donde la gente se muere de hambre y solo aparece a nivel mundial cuando sus virus afectan a un gringo o a un europeo, y dos, la contención del miedo a nivel global.

En la era de la globalización, la movilidad es la mayor característica. No solo la movilidad de personas gracias a los aviones y transportes masivos y baratos, sino también la movilidad de pensamientos. En estos años de la hiperconectividad y canales de televisión de noticias 24 horas, el miedo y los trinos irresponsables se propagan más rápidamente que el vírus. Por eso la comunicación del Gobierno es esencial. No hay un ministerio en el gabinete que necesite más gente informando de manera correcta, que el Ministerio de Salud.

¿Por qué tanta algarabía en EE.UU. por culpa de un brote que difícilmente llegará masivamente a América? La respuesta es, entre otras cosas, política. El miedo es el mejor elemento para llevar gente a las urnas. Estamos ad portas de elecciones de medio periodo en EE.UU. y en el debate continuo de la reforma inmigratoria. Por eso los enemigos políticos de Obama están haciendo todo lo posible para hacerlo ver como un mandatario débil. Y de lado de los que se oponen a la reforma migratoria, se está formando el argumento de que es necesario tener una frontera segura sin amnistía para los inmigrantes ilegales, porque de otra manera se abriría la puerta para el ébola. ¿Le parece increíble? No se sorprenda, porque acá en Colombia el miedo también sirve para hacer votar.

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