Ebola

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Miedo sería la primera palabra para describir lo que escuchar ébola genera. Miedo porque conocemos poco de esta enfermedad y porque, por lo mismo, existe la creencia de que ésta que podría ser una pandemia como la peste bubónica del siglo XIV que mató entre 70 y 200 millones de personas.

El miedo ha llegado a tal punto en Estados Unidos que los gobernadores de Nueva York y Nueva Jersey han decidido poner en cuarentena a cualquier persona que regrese de uno de los tres países más afectados por la enfermedad: Sierra Leona, Guinea y Liberia.

Los gobernadores de Illinois y Florida han amenazado con que recurrirán a medidas similares.

Esto a pesar de lo que ha dicho Bruce Aylward, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que las cuarentenas y las restricciones a viajes a los países infectados, lejos de lograr mayor sanidad y seguridad, provocan que las enfermedades se propaguen. Entre más complicado sea viajar y comerciar, se vuelve más complicado tener una respuesta adecuada.

Las afirmaciones de Aylward hacen sentido ya que sin trabajadores de salud, enfermeras y médicos, dispuestos a ayudar a los enfermos en África occidental, el ébola tenderá a volverse mucho más difícil de controlar.

Cuando el SARS apareció en Asia en 2003 una lección aprendida de esta epidemia que en su momento también era desconocida y también generó reacciones de miedo fue que medidas absurdas para quienes viajan no tienen resultados positivos.

En Hong Kong se decidió utilizar scanners infrarrojos y termómetros para tomarle la temperatura a los más de 36 millones de turistas que en ese momento llegaron a sus aeropuertos. De éstos, 1921 tuvieron temperatura elevada, 40 fueron llevados a hospitales y ninguno tuvo SARS!!!

Tan sólo de imaginar las filas y la pérdida de tiempo, que evidentemente genera pérdida de recursos, por una medida así, parecería suficiente lección como para que en esta ocasión, con el ébola, se busquen implementar mejores controles. Más eficaces, cuando menos.

Pero esa es la batalla actualmente en EU entre el gobierno de Obama y los gobernadores que pretenden mediante estas cuarentenas controlar una enfermedad que queda claro que lo que requiere es de muchos más recursos para investigación y generación de vacuna.

Y en el inter, más heroes —porque no veo como calificarlos de otra manera— como las enfermeras y médicos que están tratando a los pacientes de ébola, intentando que de menos tengan una muerte un poco más digna en lo que la cura llega.

La política evidentemente tiene su juego hasta en esta materia. Obama y los demócratas deben estar preocupados por el momento en que esta enfermedad ha llegado, por lo pronto, a dos ciudades, Dallas y Nueva York, cuando falta una semana para las elecciones intermedias.

La situación estaba complicada desde antes para que los demócratas mantuvieran el control del Senado. Ahora, las encuestas muestran que justamente el miedo a temas como el descontrol del gobierno para manejar la crisis del ébola tiene a 64% de los estadunidenses sintiendo que el país está fuera de control.

A ver cómo le afecta a Obama y a los demócratas.

Apostilla: EU ha mostrado preocupación y ha emitido alertas en su frontera con México por el miedo a que sea por nuestro país que se meta un terrorista queriendo vengar al Estado Islámico.

Y resulta que la semana pasada fue en Canadá, en Montreal y en Ottawa, en donde islamistas occidentales han atacado.

En el caso de Ottawa, incluso obligando al primer ministro, Stephen Harper, a esconderse en un clóset en el Parlamento

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