La comunidad internacional volvió nuevamente a condenar el bloqueo al pueblo Cubano. Con 188 votos a favor de la condena, dos en contra, y tres abstenciones, Estados Unidos oyó, en la sede las Naciones Unidas en Nueva York, por vigésima tercera ocasión, el rechazo de los pueblos del mundo a los 50 años de boicot comercial y financiero contra Cuba.
Pero, pese a las condenas de la comunidad internacional, Estados Unidos mantiene esa anacrónica medida, como la calificó el ex presidente Mauricio Funes en 2009, al referirse al boicot contra Cuba, que tanta pérdida le ocasiona a esta noble nación.
El bloqueo consiste en sanciones de Washington a empresas que realizan transacciones con Cuba, como la reciente multa al banco francés BNP Paribas, de ocho mil 970 millones de dólares, lo que hace que Cuba incurra en grandes gastos por cosas que podría encontrar a muy bajo costo en Miami, México o Costa Rica, por citar tres países muy próximos a la isla, no digamos sus vecinos en El Caribe.
Fue el gobierno republicano de Dwight Eisenhower que inició en 1960 la sanciones contra La Habana, tras el triunfo de la revolución, el uno de enero de 1959. Estas fueron ampliadas por John F. Kennedy, en 1962, y desde esta fecha, el bloqueo ha sido endurecido en varias ocasiones. Es decir, once administraciones del país imperialista han mantenido el anacrónico bloqueo, sin que produzca los efectos esperados: la desestabilización de la Revolución.
El documento que pide a la Casa Blanca terminar sus sanciones no fue respaldado por Estados Unidos e Israel, mientras que Islas Marshall, Micronesia y Palau se abstuvieron. Una de esas islas, por cierto, en su Constitución dice que no votará nunca contra Estados Unidos.
La resolución reitera su convocatoria a no promulgar y ejecutar acciones contrarias a la soberanía y la igualdad de los estados, la no interferencia en sus asuntos internos, y la libertad de comercio y navegación; propósitos y principios consagrados en la Carta de la ONU.
Además, expresa preocupación por el carácter extraterritorial del bloqueo norteamericano, manifestado en la aplicación de leyes como la Helms-Burton, de 1996.
Los cubanos han salido airosos, pese a las nefastas medidas de Washington, que han afectado a Cuba económicamente por valor de 1 billón 112 mil 534 millones de dólares y un daño humano incalculable y no han evitado los más de 116 mil millones de dólares ocasionados por el embargo.
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