US-Argentina: A One-Year Hiatus

<--

Los últimos tironeos que protagonizaron los gobiernos de la Argentina y Estados Unidos con los holdouts como telón de fondo no hicieron más que ratificar que las relaciones bilaterales entre ambos países ingresaron en un severo paréntesis que tiene una fecha de vencimiento: el 10 de diciembre de 2015.

El último día del mandato de Cristina Kirchner se plantea tanto desde la diplomacia argentina como de la norteamericana como la fecha de reinicio de las relaciones entre Buenos Aires y Washington. Más allá de que antes de esto haya un acuerdo por el pago de la deuda con los holdouts y se busque borrar los momentos de tensión vividos está claro que ya no habrá vuelta atrás y que se deberá esperar a que el próximo presidente de los argentinos reestablezca una agenda en común entre ambos países.

“Estados Unidos ya no piensa en la Argentina en sus planes de política exterior. Tampoco el gobierno de Cristina Kirchner cuenta con la ayuda de Washington. Lamentablemente las relaciones están estancadas y en un gran paréntesis que durará un año”, confió a LA NACION un destacado diplomático argentino que supo representar al país en Estados Unidos.

El gobierno de Barack Obama defendió ayer a Nancy Soderberg, la funcionaria que fue designada como titular del Comité de Interés Público sobre Desclasificación (PIDB, por sus siglas en inglés) y que es la copresidenta de la American Task Force Argentina, un grupo que defiende a los fondos buitre. “Las responsabilidades oficiales de Soderberg no guardan relación con cualquier participación que ella pueda tener como ciudadana particular con el litigio con bonistas argentinos”, dijo un vocero del Departamento de Estado norteamericano.

La respuesta de Washington a la dura carta que Cristina Kirchner envió a Obama el viernes pasado en la que evaluaba como un “hecho grave en las relaciones bilaterales” el haber nombrado a Soderberg en el gobierno norteamericano, ratifica que para Estados Unidos la Argentina ya dejó de estar entre sus prioridades en América latina y que en adelante no dejerá pasar crítica alguna de la Presidenta a la administración demócrata.

Se podrán discutir los grises que muestra el gobierno norteamericano con la designación de Soderberg en un comité que asesora al Congreso norteamericano a sabiendas de su rol de lobbista de los fondos buitre. Pero ¿acaso no hay innumerables casos de funcionarios argentinos que gozan sin ruborizarse de tremendas incompatibilidades en sus cargos en relación al papel que ocupan en el sector privado? Sin ir más lejos, el vicepresidente Amado Boudou está siendo investigado por la justicia por su doble función de ministro de Economía y lobbista de la imprenta Ciccone . Y en este caso no se trata de un funcionario de baja categoría como Soderberg. Está claro que el ejemplo de Boudou no justifica a la funcionaria norteamericana de su posición resbaladiza.

Sin embargo, la discusión de fondo es otra: el caso Soderberg cristalizó la ruptura casi completa de las relaciones entre Washington y Buenos Aires.

La embajada norteamericana en Buenos Aires se limita en estos días a cumplir tareas protocolares y a mantener una agenda limitada al área cultural, a temas técnicos y consulares. La cooperación entre la Argentina y Estados Unidos en materia de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico está acotada a la mínima expresión. El comercio se vio disminuido en los últimos meses. Ayer el Departamento de Comercio norteamericano informó que el superávit de Estados Unidos en su comercio de bienes con Argentina bajó de 542 millones de dólares en agosto a 525 millones en septiembre. En los nueve primeros meses de este año el saldo positivo con la Argentina sumó 5196 millones de dólares, comparado con el superávit de 4238 millones del mismo período de 2013. Y las visitas de funcionarios de mediano o alto rango entre ambos países se redujeron casi a nivel cero.

El reto del canciller Héctor Timerman a Kevin Sullivan, el encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos que dijo que su país vería con agrado que la Argentina salga en lo inmediato del default fue la gota que rebalsó un vaso que estaba demasiado lleno. Y la carta de Cristina a Obama con la dura respuesta por el caso Soderberg terminan por confirmar que ya no habrá vaso lleno ni gotas que lo hagan rebalsar porque habrá un paréntesis con algunos sobresaltos hasta que Cristina Kirchner deje el poder.

Las relaciones entre ambos países hoy pasan por otros andariveles que no necesariamente son los de la diplomacia y la política gubernamental.

Sharon Levin, la fiscal jefa de la sección antilavado de Nueva York estuvo hace 10 días en Buenos Aires para dar unas charlas invitada por las fundaciones REAL y FININT. “He conocido a muchos abogados, fiscales y jueces durante mi visita a la Argentina que están muy comprometidos con la lucha contra el lavado de dinero. Hay mucha gente en la Argentina que toma este problema muy en serio”, dijo a LA NACION la fiscal antilavado. No mencionó al Gobierno y hubo otras muestras de que la cooperación y el entusiasmo entre ambos países pasan desde otros ámbitos con un ánimo opuesto al que muestran los presidentes. “No estoy calificada para hablar de la cooperación entre los Estados Unidos y la Argentina en general, pero lo que puedo decir es que en la Argentina veo un gran apoyo y cooperación por parte de los abogados, los jueces, los fiscales de la Argentina en la lucha contra el lavado de dinero”, remató Levin.

No es el único caso de vínculos estrechos que se dan entre ambos países. Hay un interesante diálogo subterráneo que se está dando entre candidatos presidenciales y legisladores oficialistas y opositores de la Argentina con políticos o empresarios norteamericanos. También hay numerosas ONG que trabajan en forma conjunta con sus pares de Estados Unidos.

Es probable que el próximo gobierno argentino redefina su vínculo con Washington. Nadie le exigirá relaciones carnales ni vínculos con alicate en mano. Simplemente la construcción de relaciones maduras y serias hacia el largo plazo.

About this publication